Hortensia De la Torre


CARTAS SOBRE YOGA

por

Sri Aurobindo


Tomo I, Sección V

PLANOS Y PARTES DEL SER

CONTINUACIÓN

 

Cada Divinidad, crea su propio mundo al igual que ella fue creada, pero sin conflictos con otros; cada Aspecto, cada Idea, cada Fuerza de las cosas pueden ser sentidas completamente en su energía y esplendor separadamente trabajando sus propios valores, pero sin crear desarmonía, porque la mente suprema tiene el sentido del Infinito y en el verdadero Infinito (no el espacial) muchos infinitos son posibles en concordancia o armonía. Esa seguridad peculiar de la mente suprema sin embargo, no es transferible a los planos menores de consciencia que ayudan y gobiernan, porque a medida que uno desciende en la escala, la fuerza en la división y la multiplicidad incrementa, y en la Mente, la unidad fundamental o de sostén llega a ser vaga, abstracta, indefinida e indeterminable, y lo único aparentemente concreto es eso de lo fenomenal, que es por su naturaleza una forma y representación – el Uno o la Unidad comienza a desaparecer para el yo. La Mente actúa por representaciones y construcciones, por la separación y lo intrincado de su información o data construida; ella puede hacer una construcción sintética y verla como un todo, pero cuando busca por la Realidad de las cosas, ella se refugia en las abstracciones – pues no tiene la visión ni la experiencia ni el contacto concreto que buscaban los místicos y buscadores espirituales. Para conocer el Yo y la Realidad directamente o verdaderamente, ella tiene que estar silente y reflejar alguna luz de esas cosas, o sufrir extremadamente y transformarse, y esto solamente es posible por una Luz mayor descendiendo, o por su ascenso, sumergiéndose en esa Luz superior de la existencia. En la Materia, descendiendo por debajo de la Mente, nosotros llegamos al último punto – diríamos a la cima de la fragmentación y la división; el Uno, aunque secretamente allí, está perdido para el conocimiento y nosotros obtenemos la totalidad de la Ignorancia, inclusive una Inconsciencia fundamental, fuera de la cual el universo tiene que evolucionar en consciencia y conocimiento.

5. Si nosotros miramos a Vaikuntha o Goloka, cada uno como el mundo de la Divinidad, Vishnu o Krishna, estaríamos guiados naturalmente a buscar su lugar o su origen en el plano de la mente suprema. La mente suprema es el plano de los mundos supremos de los Dioses. Pero Vaikuntha y Goloka son concepciones humanas de los estados del ser que están más allá de la humanidad. Goloka es evidentemente un mundo de Amor, Belleza y Ananda, lleno de radiaciones espirituales(la vaca es el símbolo de la Luz espiritual) del cual las almas allí son los guardianes o poseedores, Gopas y Gopis. No es necesario asignar ningún plano a esta manifestación – de hecho, puede haber alguna reflexión o posesión de él o de sus condiciones en cualquier plano de consciencia – el plano de consciencia mental, el vital o inclusive el físico. La explicación de esto que usted menciona no está por lo tanto excluida, es completamente factible.

6. No es posible situar al Nirvana como un mundo o plano, porque el Nirvana es una retirada del mundo y de sus valores; y por lo tanto, es un estado de consciencia o preferiblemente de superconsciencia, sin ninguna habitación o nivel. Hay más de una clase de Nirvana posible (extinción y disolución). El hombre, siendo un ser mental en un cuerpo, manomaya purusha, hace el intento de retirarse del cosmos a través de la mente espiritualizada, él no puede hacerlo de otra manera, y es eso lo que le da la apariencia de una extinción o disolución, laya, nirvana; porque la extinción de la mente y todo eso que depende de ella, incluyendo la separación del ego en algo Más Allá, es la forma natural, casi la indispensable, para tal retirada. En un yoga más afirmativo buscando la trascendencia pero no la retirada no podría ser esto indispensable, sino que sería la forma anteriormente aludida de ir más allá de los límites de uno mismo o de la transformación del ser mental. Pero es posible también pasar a eso a través de cierta experiencia del Nirvana, un absoluto silencio de la Mente y una cesación de las actividades, las construcciones y las representaciones, que puede ser tan total, que no solamente para la mente silente sino también para los sentidos pasivos, el mundo completo está vacío de su solidez y realidad y las cosas aparecen solamente como formas insustanciales sin ninguna habitación real o flotando en Algo que es un infinito sin nombre: este infinito o lo que sea que está más allá, es Aquel que es lo único real; un estado de calma, paz y liberación absolutas sería el resultado. La acción continuaría, pero no habría ninguna iniciación o participación de la consciencia liberada silente en ese estado; un poder sin nombre lo haría todo hasta que comenzara el descenso de lo alto que transformaría la consciencia, haciendo su silencio y libertad una base para un conocimiento luminoso, una acción luminosa y Ananda. Pero tal senda sería esporádica, comúnmente una mente silente, una liberación de consciencia, una renunciación de sus creencias en el valor final o la verdad de las representaciones o construcciones imperfectas de la mente sería suficiente para que un trabajo superior fuera posible. 

7. Ahora, acerca de la consciencia cósmica y el Nirvana. La consciencia cósmica es una cosa compleja. Para empezar, tenemos dos caras o lados, la experiencia del Yo libre, infinito, silente, inactivo, el uno en el todo y más allá de todo y la experiencia directa de la energía cósmica y sus fuerzas, sus trabajos y sus formaciones, esta última experiencia, no es completa hasta que uno tenga el sentido de ser conmensurable con el universo o penetrarlo, excederlo y contenerlo. Hasta entonces puede haber contactos directos, comunicaciones e intercambios con las fuerzas, los seres y los movimientos cósmicos, pero no la completa unidad de la mente con la Mente cósmica, de la vida con la Vida cósmica y del cuerpo y la consciencia física con la Energía material cósmica y sus sustancias. De nuevo digo, que puede haber una realización del Yo Cósmico que no es seguida de la realización de la unidad universal dinámica. O por el contrario, puede haber alguna consciencia universalizada dinámica sin la experiencia del Yo estático y libre omnipresente en todas partes, – la preocupación y el placer por las grandes energías que uno de este modo experimentaría detiene el camino a esa liberación. También la identificación o universalización puede ser mayor en un plano o nivel que en otro, predominantemente mental o predominantemente emocional (a través de la simpatía universal o el amor) o vital o de otra clase (la experiencia de las fuerzas de la vida universal) o física. Pero en cualquier caso, inclusive con la completa realización y experiencia, debería ser evidente que este juego cósmico sería algo que uno finalmente sentiría como limitado, ignorante e imperfecto en su verdadera naturaleza. El alma libre puede observarlo sin que la toque o la conmueva sus imperfecciones y vicisitudes; puede hacer algún trabajo asignado, tratar de ayudar en todo o ser un instrumento del Divino, pero ni el trabajo ni la instrumentación tendría algo parecido a la perfección o inclusive a la completa luz, el poder y la bienaventuranza del Divino. Esto podría solamente ser adquirido por una ascensión a los planos más altos – los cielos de las religiones significan después de todo nada más que la urgencia a una Existencia Divina beatífica y luminosa mayor.

Pero uno puede preguntar, ¿si los planos mayores o si la mente suprema misma fuera a manifestar su consciencia con todo su poder, luz, libertad y vastedad y esas cosas fueran a descender en una consciencia individual aquí, no haría eso que ambos fueran innecesarios, la negación cósmica o la retirada del Nirvana y la urgencia hacia alguna Trascendencia Divina? Pero en el resultado, aunque uno pueda vivir en una unión con el Divino en una consciencia libre, amplia y luminosa abrazando al universo en si mismo y pueda ser un canal para grandes energías o creaciones, espirituales o externas, todavía este mundo aquí, permanecería fundamentalmente el mismo – habría un abismo de diferencia entre el espíritu interior y su medio y sustancia en la que ella actúa, entre la consciencia interna y el mundo en el que trabaja. Los logros interiores, subjetivos e individuales pueden ser perfectos, pero el resultado exterior dinámico insuficiente, disparatado, una mezcla, no una armonía perfecta de lo interior y lo exterior, un ritmo integral nuevo de existencia aquí, que podría llamarse verdaderamente divino. Solamente una consciencia como la supramental, incondicional, absoluta y en perfecta unidad con su fuente o procedencia, una Consciencia Verdad con el poder de crear su propia determinación libre, sería capaz de establecer alguna armonía y ritmo perfecto del hemisferio mayor en su escalón más bajo del su hemisferio inferior. Que lo haga o no depende de la significación de la existencia evolutiva; depende de si la existencia es algo imperfecta en su propia naturaleza y predestinada a la frustración – en cualquiera de los casos, lo mismo la forma negativa de trascendencia por alguna clase de Nirvana, o la forma positiva de trascendencia, quizás rompiendo la armadura de la mente suprema, hiranmaya pãtra, para penetrar en lo que está más allá de ella será el último final de la escapada del alma de este universo sin sentido; a menos que definitivamente como el Buda Amitabha uno estuviera sujeto por compasión o por la Voluntad divina interior continuar ayudando y compartiendo la lucha ascendente hacia la Luz de aquellos aquí que todavía están en la oscuridad de la Ignorancia. Si por el contrario, el mundo es una Lila de involución y evolución espiritual en el que un poder después de otro aparece hasta llegar a lo alto, como la Materia, la Vida y la Mente ya han aparecido fuera de una Inconsciencia indeterminada aparente, entonces es posible otra culminación.

El apremio para el Nirvana tiene dos fuerzas motrices detrás de él. Una es el sentido de la imperfección, la tristeza, la muerte y el sufrimiento de este mundo – la fuerza motriz original de Buda. Pero para escapar de estas aflicciones el Nirvana puede que no sea necesario si hay otros mundos superiores en los cuales uno puede ascender donde no hay tales imperfecciones, tristeza, muerte o sufrimiento. Pero esta otra posibilidad de escape se encuentra en la idea de que estos mundos superiores también son transitorios y partes de la Ignorancia, que uno tiene que regresar aquí siempre, hasta que uno sobrepase la Ignorancia, que la Realidad y la existencia cósmica son tanto Verdad como Falsedad, opuestos e incompatibles. Esto nos lleva a la segunda fuerza motriz, o sea, el llamado a la trascendencia. Si la trascendencia no es solamente supra cósmica sino un aislamiento Incomunicable, avyvahãryam, que uno no puede alcanzar excepto por la negación de todo lo que está aquí, entonces alguna clase de Nirvana, inclusive un Nirvana absoluto es inevitable. Si por otra parte, el Divino es trascendental pero no incomunicable, la llamada todavía estará allí y el alma dejará el juego cósmico que la obstaculiza por la beatitud de la existencia trascendental, pero un Nirvana absoluto no sería indispensable; una unión beatífica con el Divino se ofrece a si mismo como el camino ante el buscador. Esa es la razón por la cual la consciencia cósmica no es suficiente y el empuje fuera de ella es tan fuerte, – es solamente si la tapa dorada de la mente suprema es atravesada y abierta, intentando el contacto dinámico con la supermente y un descenso de su Luz y su Poder, que eso puede ser de otra manera.

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El Divino está en todas partes en todos los planos de consciencia, visto por nosotros en diferentes formas y aspectos de Su ser. Pero hay un Supremo que está por encima de todos esos planos, formas y aspectos y del cual ellos provienen.

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El Divino puede estar y está en todas partes, enmascarado, medio manifestado o comenzando a manifestarse, en todos los planos de consciencia; en el Supramental él comienza a manifestarse sin máscara o velo, en su propio svarupa [su propia forma, su verdadera forma, su forma o figura esencial].

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Yo no pienso que una correlación exacta puede siempre ser planteada entre un sistema de conocimiento espiritual y oculto y otro. Todos tratan con el mismo material, pero hay diferentes puntos de partida, diferentes alcances de vista, una divergencia en la idea mental que es vista y experimentada, disparidad de propósitos pragmáticos y por lo tanto una diferencia en las sendas que se examinan, que se desechan y que se siguen; los sistemas varían y cada uno construye su propio esquema y técnica.

En los sistemas de la antigua India hay solamente una trinidad suprema, Sachchidananda. O si usted quiere hablar de un hemisferio superior como el supremo, hay tres, el plano de Sat, el plano de Chi y el plano de Ananda. La supermente podría ser añadida como un cuarto plano ya que ella tiene sus movimientos sobre los otros tres y pertenece al hemisferio superior. Los sistemas Indios no distinguían entre dos poderes completamente diferentes y niveles de conciencias, uno que nosotros podemos llamar mente suprema y el otro la supermente verdadera o la Gnosis Divina. Esa es la razón por la que ellos se confundieron acerca de Maya (la Fuerza de la mente suprema o Vidya-Avidya), y creyeron que era el poder creativo supremo. Haciendo esto, se quedaron en lo que era una luz a media perdiéndose el secreto de la transformación –aunque el Vaishnava y los Tantras yogas lo buscaron a tientas una y otra vez y algunas veces estuvieron a punto de encontrarlo. Para el resto, yo pienso que esto ha sido la piedra de tropiezo de todos los intentos para el descubrimiento de la Verdad divina dinámica; yo no sé de nadie que no se haya imaginado, tan pronto como haya sentido los lustres de la mente suprema descendiendo, que esto era la verdadera iluminación, la Gnosis, con el resultado de que algunas veces casi llegaron al punto y otras veces no pudieron seguir más adelante, o por otra parte, concluyeron también que eso solo era Maya o Lila, y que lo que tenían que hacer era sobrepasarla llegando a algún inamovible e inactivo silencio del Supremo.

Quizás lo que puede ser entendido por súper naturales (supernas) es más bien los tres fundamentos de la manifestación presente. En el sistema Indio estos son Ishwara, Shakti y Jiva o de otro modo Sachchidananda, Maya y Jiva. Pero en nuestro sistema, que busca ir más allá dela manifestación presente estos pueden ser tomados por hecho y observados desde el punto de vista de los planos de consciencia, los tres superiores – Ananda (con Sat y descansando sobre ella), la supermente y la mente suprema pueden ser llamadas las tres Súper Naturales (Supernas). La Mente Suprema está situada en la cima del hemisferio inferior y usted tiene que pasar a través y más allá de ella si usted fuera a alcanzar la supermente, mientras que todavía en lo alto y más allá de la supermente están los mundos de Sachchidananda.

Usted habla del abismo debajo de la mente suprema. Pero, ¿es que hay un abismo – o cualquier otro abismo que no sea la consciencia humana? En todas las series de planos o gradaciones de consciencia no hay en ningún lugar un abismo verdadero, siempre hay gradaciones conectadas y uno puede ascender paso por paso. Entre la mente suprema y la mente humana hay un número de más y más gradaciones; pero como estos son súper conscientes a la mente humana (excepto uno o dos de los inferiores de los cuales ella obtiene algún toque directo) ella está apta para mirarlos como el Inconsciente superior. Pues bien, uno de los Upanishads habla de la consciencia Ishwara como susupti, un estado profundo de Sueño, porque es solamente en el Samadhi que el hombre usualmente entra en él, a menos que el no trate de transformar su consciencia despierta en un estado superior.

De hecho, hay dos sistemas simultáneos activos en la organización del ser y sus partes; uno es concéntrico, una serie de anillos o cubiertas con la psiquis en el centro; otro es vertical, un ascenso y descenso, como una bandada de pasos, una serie de planos superpuestos con la supermente y la mente suprema como los nudos cruciales de la transición entre lo humano y lo Divino más allá. Porque esta transición, si debe de ser al mismo tiempo que una transformación, hay solamente una forma o un camino para llegar a ella.

 

Tomo I, Sección V - Planos y Partes del Ser
Traducido por Hortensia De la Torre.
Agosto de 1998

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