Hortensia De la Torre


CARTAS SOBRE YOGA

por

Sri Aurobindo


Tomo I, Sección III

LA RELIGIÓN, LA MORALIDAD, EL IDEALISMO Y EL YOGA

 

 

La Vida espiritual (adhyãtma-jivana), la vida religiosa (dharma -jivana) y la ordinaria vida humana de la cual la moral es una parte, son tres cosas verdaderamente diferentes y uno debe saber cual es la que desea y no confundir las tres juntas. La vida ordinaria es esa de la consciencia humana promedio separada de su verdadero yo y del Divino y guiada por los hábitos comunes de la mente, vida y cuerpo que son las leyes de la Ignorancia. La vida religiosa es un movimiento de la misma consciencia humana ignorante, escapándose o tratando de escaparse de la tierra hacia lo Divino, pero todavía sin conocimiento y guiado por los dogmas, y reglas de alguna secta o credo que reclama haber encontrado la salida de las limitaciones de la consciencia terráquea en un Más Allá beatífico. La vida religiosa puede ser el primer acercamiento a la espiritual, pero frecuentemente es solamente un cambio de una serie de ritos, ceremonias y prácticas, o conjunto de ideas y formas sin ningún beneficio. Por lo contrario, la vida espiritual, prosigue directamente por un cambio de consciencia, un cambio de la consciencia ordinaria, ignorante y separada de su verdadero yo y de Dios, a una consciencia más grande en la que uno se encuentra su verdadero ser llegando primero a un contacto directo y viviente y más tarde a una unión con el Divino. Para el buscador espiritual este cambio de consciencia es lo que él busca, y nada más importa.

La moralidad es una parte de la vida ordinaria; es un intento de gobernar la conducta exterior por ciertas reglas mentales o por ellas, formar el carácter a la imagen de cierto ideal mental. La vida espiritual va más allá de la mente, ella entra en la consciencia profunda del Espíritu y actúa mandada por la verdad del Espíritu. Y por la pregunta acerca de la vida ética y la necesidad de realizar a Dios, eso depende de lo que quiere decirse por el logro del objetivo de la vida. Si una entrada en la consciencia espiritual es parte de eso, entonces la mera moralidad no te la dará.

Métodos como esos no tienen nada que ver con la vida espiritual. Si el hombre espiritual hace cualquier cosa por su país, es para hacer la voluntad del Divino y como parte de un trabajo divino asignado y de no por ningún motivo humano común. En ninguno de sus actos él prosigue por los motivos comunes mentales y vitales que mueven al hombre ordinario sino que actúa movido por la verdad del espíritu y desde un mandato interior que él sabe de donde procede.

La clase de adoración (pûjâ) de la que se habla en esta carta pertenece a la vida religiosa. Ella puede, si se hace correctamente en el más profundo espíritu religioso, preparar la mente y el corazón hasta cierto punto solamente. Pero, si esa adoración se hace como parte de la meditación o con una verdadera aspiración a la realidad y consciencia espiritual y con un anhelo por el contacto y la unión con el Divino, entonces, esa adoración puede ser espiritualmente eficiente.

Si usted tiene una sincera aspiración en su corazón y su alma para lograr el cambio espiritual, entonces encontrará el camino y la Guía. Una simple búsqueda o investigación mental no es suficiente para abrir las puertas del Espíritu.

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Obviamente, el buscar el Divino solamente por lo que uno puede obtener de Él no es una actitud propia; pero si fuera absolutamente prohibido buscarlo a Él por esas cosas, la mayoría de la gente en el mundo no acudiría a Él de ninguna forma. Yo supongo, por lo tanto, que eso es permitido, de manera que puedan comenzar a buscarlo –si ellos tienen fe, pueden obtener lo que piden y pensar que eso es algo bueno para continuar haciéndolo, y entonces un día, ellos pueden de repente caer en cuenta que eso después de todo no es lo que se debe hacer, y que hay mejores formas y un espíritu mejor en el que uno puede acercarse al Divino. Si ellos no obtienen lo que quieren y todavía se acercan al Divino y creen en Él, bueno, eso nos dice que ellos están listos. Observemos eso como una escuela de niños que todavía no están listos o una escuela de párvulos. Pero por supuesto eso no es una vida espiritual, es solamente un acercamiento más o menos religioso. Porque en la vida espiritual el dar y el no pedir es una regla. El sadhak, de cualquier modo, puede pedir que la Fuerza Divina lo ayude a conservar su salud o a recobrarla, si él hace eso como parte de su sadhana, de forma que su cuerpo sea, capaz de ajustarse a la vida espiritual y un instrumento apto para el Trabajo Divino.

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Eso es correcto, lo mejor que las religiones pueden hacer es solamente modificar la superficie de la naturaleza. Por otra parte, ellas degeneran muy pronto en una rutina de hábitos ceremoniales y dogmas fijos de adoración.

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Mi punto de vista de la religión Hindú no es el mismo de J. La Religión es siempre imperfecta porque es una mezcla de la espiritualidad del hombre con sus esfuerzos que siempre tratan de sublimar ignorantemente su naturaleza baja. La religión Hindú me parece como un templo - catedral, mitad en ruinas, noble en el volumen, frecuentemente fantástica en sus detalles, pero siempre fantástica en su significado – desmoronándose o parcialmente destruida, pero todavía un templo - catedral en el cual el servicio al Invisible todavía se realiza y su presencia real puede ser sentida por aquellos que entran con la actitud correcta. La estructura exterior social que es construida para su acercamiento, es otra cosa diferente.

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Yo considero la historia espiritual de la humanidad y especialmente la de la India como un constante desarrollo del propósito divino, no un libro que ha sido cerrado, de líneas que tienen que ser constantemente repetidas. Inclusive los Upanishads y el Guita no fueron la conclusión final, ya que todo lo que se expone, puede estar allí en germen. En este desarrollo, la reciente historia espiritual de la India es una etapa muy importante y los nombres que he mencionado tuvieron una prominencia especial en mi pensamiento en su momento – ellos me parecieron que indicaban las tendencias de las que el desarrollo espiritual había mayormente procedido, transitando continuamente sin detenerse. Yo podría decir que está bien lejos de mi propósito el propagar cualquier religión, nueva o vieja, para la humanidad en el futuro. Una manera de abrir eso que todavía está obstaculizado, es que ninguna religión debe ser fundada, ese es mi idea sobre el asunto.

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Si la declaración1 quiere decir que la forma de religión es algo permanente e insustituible, entonces, eso no puede ser aceptado. Pero si la palabra religión aquí, quiere decir la forma de comunión que uno tiene con el Divino, entonces es verdad que eso es algo del ser interno y no puede ser cambiado como una casa y un manto por el gusto de alguna conveniencia personal, social o mundanal. Si un cambio debe ser hecho, solamente puede ser por una razón interna espiritual y por algún desarrollo interno. Nadie puede ser limitado a ninguna forma de religión, credo o sistema, pero si él cambia el que él ha aceptado por otro por razones externas, eso quiere decir, que él no tiene internamente ninguna religión, y ambas, la religión vieja y la nueva son solamente una fórmula vacía. Al final eso es, yo supongo, lo que quiere decir la declaración. La preferencia por un acercamiento diferente a la Verdad o el deseo de la propia expresión interna espiritual no son los motivos de la recomendación del cambio que nosotros objetamos aquí; – la cosa propuesta es una ampliación de la posición y la consideración social que deja de ser un motivo espiritual y se convierte en una conversión por la conveniencia del matrimonio o el dinero. Si un hombre no tiene religión en él mismo, el puede cambiar el credo que profesa por cualquier motivo; si él la tiene, él no puede; él solamente puede cambiarla en respuesta a una necesidad interna espiritual. Si un hombre tiene a bhakti por el Divino en la forma de Krisna, el no puede muy bien decir, "Yo descartaré a Krisna por Cristo, de forma que pueda llegar a ser respetado socialmente."

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Vairagya [el paro completo del deseo y el apego] es ciertamente una forma de progresar hacia la meta – la manera tradicional y drástica es dolorosa. Perder el deseo por los disfrutes vitales humanos, perder la pasión por la literatura u otros éxitos, el halago, la fama, perder inclusive la insistencia en el éxito espiritual, el interno bhoga [disfrute] del yoga, han sido siempre los pasos reconocidos hacia la meta – suministrado con ellos, uno puede continuar su insistencia en el Divino. Yo prefiero la forma calmada de la igualdad, la forma apuntada por Krisna, mejor que la dolorosa Vairagya. Pero si la compulsión en la naturaleza de uno o la compulsión de nuestro ser interno forzando su camino por ese medio a través de las dificultades de la naturaleza está en ese aspecto o línea de conducta, debe ser reconocido como un aspecto válido. Lo que tiene que ser extirpado en este caso es la nota de desesperación en lo vital que responde al llanto de quien usted habla – eso nunca obtendrá lo Divino porque eso no ha llegado a lo Divino todavía o no ha habido ningún progreso. Ha habido un progreso ciertamente, este gran empuje de la psiquis, este gran desapego de si mismo siempre creciendo en alguna parte de usted. La cosa es aguantar, no cortar el cordón que está tirando de usted hacia arriba porque le duelen las manos y seguir insistiendo si todos los otros se retiran de usted.

Es evidente que algo en usted, continuando la interminable curva de la vida pasada, lo está empujando a esta senda de Viaragya y la más tormentosa forma de Bhakti – a pesar de nuestra preferencia y la suya por una forma menos dolorosa – algo que está determinado a ser drástico con la naturaleza exterior para poder hacerlo libre y que logre su aspiración secreta. Pero no escuche las sugerencias de la voz que dice, "Usted no triunfará, no vale la pena tratar." Esa es una cosa que no necesita nunca decirse en el Camino del Espíritu, cualquiera que sea la dificultad que parezca ser. Continúe con todas sus aspiraciones, las cuales expresa tan bellamente en sus poemas; porque están ciertamente ahí y salen de lo más profundo, y si ellas son la causa de sufrimientos – como las grandes aspiraciones son, en un mundo y una naturaleza donde hay tantas cosas que se le oponen, – también son las promesas y es la seguridad de la emergencia y la victoria en el futuro.

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Yo he objetado en el pasado la clase ascética y tamásica del Vairagya. Por clase tamásica quiero decir, ese espíritu que llega derrotado por la vida, no porque está realmente hastiado de ella, sino porque no le puede hacer frente o conquistar sus galardones; y por eso llega al yoga como una clase de asilo para los estropeados o débiles, y al Divino como un premio de consolación para los niños que han suspendido en la clase del mundo. El Vairagya del que ha probado los regalos o los galardones del mundo, y los ha encontrado insuficientes o finalmente insípidos y se torna hacia un más alto y más bello ideal o al Vairagya de uno que ha hecho su parte en las batallas de la vida pero cree que algo mayor se le debe exigir al alma, es perfectamente útil y provechoso y una entrada excelente para el yoga. También el Vairagya sattwico que ha aprendido que la vida es y se dirige hacia lo que está más arriba y detrás de ella. Por el Vairagya ascético quiero decir eso que niega la vida y al mundo a la vez y quiere desaparecer en el Indefinible – yo objeto eso, para aquellos que llegan a este yoga porque es incompatible con mi propósito, el cual es traer el Divino a la vida. Pero si uno está satisfecho con la vida como es, entonces no hay razón alguna para buscar el descubrir al Divino en la vida, – de manera que el Vairagya en el sentido de la insatisfacción con la vida como es, es perfectamente aceptada e inclusive en cierto sentido indispensable para mi yoga.

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Yo reconozco verdaderamente la utilidad de un estado temporal de Vairagya como un antídoto a la gran influencia de lo vital. Pero el Vairagya siempre tiende a rechazar la vida, y sus elementos tamásicos – desesperación y depresión, etc. – tienden a dilapidar el fuego del ser y en algunos casos, pueden guiar a una caída entre los dos extremos, de forma que uno pierde la tierra y también el cielo. Por lo tanto, yo prefiero sustituir el Vairagya por un firme y tranquilo rechazo de lo que tiene que ser excluido – sexo, vanidad, egocentrismo, apego, etc. –pero eso no incluye el rechazo de las actividades y poderes que pueden ser hechos instrumentos del sadhana y el trabajo divino, como el arte, la música, la poesía, etc., aunque estos tienen que encontrar una nueva base psíquica o espiritual, una inspiración más profunda y un viraje hacia el Divino o las cosas divinas. El Yoga puede ser hecho sin ningún rechazo a la vida, y sin matar o perjudicar el gozo de la vida o de la fuerza vital.

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No, yo no dije que usted escogió el Vairagya rajásico y tamásico. Yo solo expliqué como eso surgió de si mismo, como el resultado de un movimiento de lo vital en el lugar del Vairagya sattwico que se supone es el producto y la causa, o acompaña, o resulta de un alejamiento del mundo para buscar el Divino. El Vairagya tamásico llega de un rechazo de lo vital cuando siente que tiene que desistir del goce de la vida y llegar a ser indiferente y triste; el Vairagya rajásico llega cuando lo vital comienza a perder el gozo de la vida pero protesta que no está obteniendo nada en su lugar. Nadie escoge tales movimientos; ellos llegan independientemente de la mente como reacciones habituales de la naturaleza humana. El rehusar las cosas por desapego, una tranquila aspiración en crecimiento, una pura bhakti y un rendimiento ardiente al Divino, fue lo que sugerí como el verdadero movimiento de avance.

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Está el Vairagya sattwico – pero muchas personas tienen él de la clase rajásica o tamásica. El rajásico se lleva a cabo por una sublevación en contra de las condiciones de la vida de uno, el tamásico llega por el descontento, la desilusión, el sentido de incapacidad de triunfar o encarar la vida, el choque y rompimiento debajo de los apretones y los dolores de la vida. Esto trae el sentido de la vanidad de la existencia, el deseo de buscar algo menos miserable, más seguro y feliz, o de otra forma el buscar la liberación de la existencia aquí, pero eso no trae inmediatamente una aspiración luminosa o una aspiración pura con la paz y el regocijo por el logro o el alcance espiritual.

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La senda a través de sattwa es la idea común del yoga, es la preparación y la purificación por el yama-niyama [la regla moral del auto control] de Pantajali o por otros medios en otros yogas, como la santidad en las escuelas bhakti, el sendero óctuplo en el budismo, etc., etc. En nuestro yoga, la evolución a través de sattwa es sustituida por el cultivo de la ecuanimidad, samatã, y por la transformación psíquica.

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Obviamente, los movimientos rajásicos tienen la tendencia a crear más problemas en el sadhana que los movimientos sáttwicos. La gran dificultad del hombre sáttwico es la serpiente de la virtud y del convencimiento de su verdad, la atadura de la filantropía, los ideales mentales, el apego a la familia, etc., pero, exceptuando el primero, estos son, aunque difíciles, todavía no tan difíciles de sobrepasar o de transformar. No obstante, algunas veces, estas cosas son al igual que en las dificultades rajásicas muy pegajosas.

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Sannyasa [la renunciación de la vida y la acción] no quita el apego –solamente lo equivale, de manera que uno pueda alejarse del objeto de apego; lo que puede ayudar, pero no puede en si mismo ser una cura radical.

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Esto es un sentimiento (la intrascendencia de las cosas en el Tiempo) que la disciplina ascética algunas veces usa para desprenderse del apego al mundo – pero no es bueno para ningún propósito espiritual positivo o dinámico.

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El principio de la vida, el cual es mi propósito establecer, es espiritual. La moralidad es una cuestión vital y mental en el hombre que pertenece a un plano de consciencia inferior. La vida espiritual, por lo tanto, no puede ser fundada en la base moral sino en la espiritual. Esto no quiere decir que el hombre espiritual debe ser inmoral – como si no hubiera otras leyes de conducta que la moral. La ley de la acción de la consciencia espiritual es superior a la ley moral – está fundada en la unión con el Divino; y el vivir en la Consciencia Divina y en su acción está fundado en la obediencia de la Voluntad Divina.

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Las creencias de que usted habla con respecto a lo correcto e incorrecto, a la belleza y la fealdad, etc., son necesarias para el ser humano y para la guía de su vida. El no podría estar sin las distinciones que ellas representan. Pero en la consciencia superior cuando él entra en la Luz o es tocado por ella, esas distinciones desaparecen, porque entonces él se está acercando al bien y la perfección infinita y eterna la cual él alcanza perfectamente cuando es capaz de entrar en la Consciencia - Verdad o supermente. La creencia en la guía o dirección de Dios es también justificada por la experiencia espiritual y es muy necesaria en el sadhana; esto también se levanta a su verdad máxima y completa cuando uno entra en la Luz.

Lo que usted dice acerca de la oración es correcto. Esa es la suprema forma de rezar, pero también la otra forma (la más personal) es permitida e inclusive deseada. Toda oración correctamente ofrecida nos lleva más cerca de lo Divino y establece la relación correcta con Él.

Los obstáculos de que usted habla son los obstáculos comunes en el sadhana, creados por las partes del ser, especialmente a través de las perturbaciones vitales y la inercia física, movimientos que tienen que ser gradualmente removidos de la consciencia.

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Yo supongo que cada hombre hace o trata de hacer la propia organización de su vida basada en el volumen de posibilidades que las fuerzas le presentan. El yo (el yo físico) y la familia son las construcciones que la mayoría hace – el ganarse, el crear una familia y mantenerla, el trabajar para eso u obtener alguna posición en el medio de vida que uno escoge, en los negocios, la profesión, etc., etc. El país y la humanidad son añadidos usualmente a esos por una minoría. Algunos escogen un ideal y lo siguen como el sostén de sus vidas. Es solamente el muy religioso, él que trata de hacer a Dios el centro de su vida – eso también imperfectamente, excepto por unos cuantos. Ninguna de esas cosas son seguras o ciertas, inclusive la última es cierta solamente si es seguida absolutamente, la cual, solamente algunos están dispuestos a seguir. La vida de la Ignorancia es un juego de fuerzas a través de las cuales el hombre busca su camino, y todo depende de su propio crecimiento a través de la experiencia, hasta el punto que él pueda crecer fuera de ellas en algo más. Ese algo más, es en verdad una nueva consciencia – ya sea una nueva consciencia más allá de la vida terráquea o una nueva consciencia dentro de él.

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La familia, la sociedad, el país son el gran ego – ellos no son el Divino. Uno puede trabajar para ellos y decir que uno está trabajando para el Divino solamente, si uno está consciente del Divino Adesh [la Voz Divina] o de la Fuerza Divina que trabaja dentro de uno, para actuar por ese propósito. De otra manera, es solamente una idea de la mente identificando al país etc. con el Divino.

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Todo depende de los que usted se ha propuesto. Si por la realización de una meta espiritual es necesario terminar la vida ordinaria de la Ignorancia (samsãra), eso debe ser hecho; el clamor de la vida ordinaria no puede oponerse en contra de lo que pertenece al espíritu.

Si solamente es escogido un yoga de trabajos como el camino a seguir, entonces uno puede permanecer en el samsãra, pero eso será hecho libremente, como el campo de acción y no con el sentido de obligación; porque el yogui debe de estar libre interiormente de todas las ataduras y apegos. Por otra parte, no hay necesidad de vivir la vida de familia – uno puede dejarla y tomar cualquier clase de trabajo como el campo de acción.

En el yoga que se practica aquí, la meta es levantar a lo máximo la consciencia y vivir de eso solamente, no con motivos ordinarios o comunes. Esto significa un cambio de vida tanto como un cambio de consciencia. Pero no son todos esos cambios tan circunstanciales que puedan ser restringidos de la vida ordinaria; por lo tanto, ellos aceptan la vida como un campo de experiencia y auto aprendizaje en los primeros niveles del sadhana. Pero, ellos deben observarla y considerarla como un campo de experiencia solamente y estar libre de los deseos ordinarios, los apegos y las ideas que usualmente van con eso; de otra manera, llegan a ser una dificultad o un impedimento en su sadhana. Cuando uno no está obligado por las circunstancias no hay necesidad de continuar la vida ordinaria.

Uno llega a ser tamásico dejando las acciones y la vida común, solamente que si lo vital está tan acostumbrado a proporcionarse sus motivos, deseos y actividades de la energía de la consciencia ordinaria, ella pierde toda la alegría, el encanto y la energía de la existencia. Pero si uno tiene una meta espiritual y una vida interna, y las partes vitales las aceptan, entonces ella se proporciona sus energías de lo interior y no hay ningún peligro de uno ser tamásico.

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No es absolutamente necesario abandonar la vida común para buscar la Luz o practicar el yoga. Esto lo hacen usualmente quienes quieren hacer un corte drástico y comenzar a vivir una vida puramente religiosa o exclusivamente una vida interior y espiritual, y renunciar al mundo completamente, apartándose de la existencia cósmica por la cesación del nacimiento humano y pasando hacia un estado superior o a la Realidad trascendental. De otro modo, es solamente necesario cuando la urgencia de la presión interna llega a ser tan grande que el ejercicio de la vida ordinaria deja de ser compatible con la búsqueda del objetivo espiritual dominante. Hasta entonces lo que es necesario es un poder para practicar la soledad interna y para ser capaz de retirarse interiormente y concentrarse en cualquier momento en el propósito espiritual necesario. También debe de haber un poder para contender con la vida ordinaria exterior desde una actitud interior nueva, pudiendo uno entonces hacer las experiencias de esa vida misma un medio para el cambio interior de la naturaleza y el crecimiento en la experiencia espiritual.

 

Cartas sobre Yoga por Sri Aurobindo
Tomo I. Sección III - La Religión, La Moralidad, El Idealismo y El Yoga
Traducido por Hortensia De la Torre.

 

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