Hortensia De la Torre


CARTAS SOBRE YOGA

por

Sri Aurobindo


Tomo II, Sección I

EL OBJETO DEL YOGA INTEGRAL

CONTINUACIÓN

 

No fue mi intención decir que era erróneo aspirar por Ananda. Lo que quise señalar fue la condición para la posesión permanente de Ananda (insinuaciones, visitas, descensos más frecuentes de los que uno pudo haber tenido antes); la condición esencial para eso, es el cambio de consciencia, la manifestación de la paz, la luz, etc., todo lo que trae la transición de la naturaleza normal a la espiritualizada. Y siendo eso así, es mucho mejor hacer, de este cambio de conciencias, el objeto de nuestro sadhana. Por otra parte, el presionar por la Ananda constante, inmediatamente en la consciencia, la cual no está todavía capacitada para retenerla, es más, para sustituir sus goces y placeres inferiores (vitales), puede muy bien parar el flujo de esas experiencias espirituales que hacen esencialmente posible el éxtasis continuo. Pero nunca he intentado, con certeza, decir que Ananda no deba ser alcanzada o insistir en su movimiento hacia (el Brahman de la depresión) nirânanda. Por lo contrario, yo dije que Ananda era la cúspide del yoga, lo cual significa indudablemente que era una parte del siddhi supremo.

Lo que sea que uno desee del Divino, persistente y sinceramente, sin duda el Divino se lo da. Entonces, si usted quiere Ananda y continúa queriéndola, usted seguramente la tendrá al final. La única pregunta es, cuál es el poder principal en su búsqueda, la demanda vital o la aspiración psíquica manifestada a través del corazón y comunicándose ella misma a la consciencia mental, vital y física. La última es el poder mayor y la que más acorta el camino -- además, uno tiene que llegar a ese camino tarde o temprano.

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Encontrar al Divino es definitivamente, la primera razón de la búsqueda por la Verdad y la vida espirituales; es la única cosa indispensable, y el resto, es nada sin ella. Una vez, encontrado el Divino, es para manifestarlo -- esto es, primero de todo, para transformar la propia consciencia limitada de uno en la Consciencia del Divino, para vivir en la Paz, la Luz, el Amor, la Fortaleza y la Bienaventuranza infinitas, para llegar a ser eso en la naturaleza esencial de uno y, como consecuencia, ser su vasija, su contenedor, su canal, su instrumento, en la naturaleza activa de uno. Activar el principio de la unidad en el plano material o trabajar para la humanidad es una traducción mental incorrecta de la Verdad -- esas cosas no pueden ser el primer objeto verdadero de la búsqueda espiritual. Nosotros debemos encontrar el Yo, el Divino, y solo entonces podremos saber, cual es el trabajo que el Yo y el Divino demanda de nosotros. Hasta entonces, nuestra vida y acción sólo pueden ser una ayuda o un medio hacia el descubrimiento del Divino, y no deben tener otro propósito. A medida que crecemos en la consciencia interna, o a medida que la Verdad espiritual del Divino crece en nosotros, nuestra vida y acción debe definitivamente cada vez más fluir de eso y ser uno con eso. Pero, decidir con anticipación, a través de nuestras concepciones mentales limitadas, lo que ellos deben ser, es estorbar / enmarañar / enredar el crecimiento de la Verdad espiritual interna. A medida que eso crece, nosotros sentiremos la Luz y la Verdad Divinas, la Fuerza y el Poder Divinos, y la Pureza y la Paz Divinas trabajando en nuestro interior, tratando tanto con nuestras acciones como con nuestra consciencia, haciendo uso de ellas para reformarnos o refigurarnos a la Imagen Divina, removiendo la herrumbre, y sustituyéndola con el oro puro del Espíritu. Sólo cuando la Presencia del Divino está ahí siempre en nosotros y la consciencia está transformada, es que podemos tener el derecho de decir que estamos listos para manifestar el Divino en el plano material. Aferrarnos a una idea o principio mental e imponerlo en los trabajos internos, nos trae el peligro de limitarnos a nosotros mismos a una realización mental, o impedírnosla, o inclusive falsificarla, por un crecimiento a medias de la formación de la verdad, en la completa comunión y unión con el Divino y el libre e íntimo fluido de Su voluntad en nuestra vida. Esto es un error de orientación al que la mente de hoy en día, está inclinada. Es mucho mejor acercarse al Divino por la Paz, o por la Luz, o por la Bienaventuranza que la realización de Él nos da, que traer esas cosas menores que nos pueden desviar de lo que realmente necesitamos. La divinización de la vida material tanto como la de la vida interna es parte de lo que vemos como el Plan Divino, pero solo puede lograrse por el fluir hacia el exterior de la realización interna, algunas veces eso crece de adentro hacia afuera y no por el trabajo del principio mental.

Usted ha preguntado que cuál es la disciplina a seguir para convertir la búsqueda mental en la vivencia de la experiencia espiritual. La primera necesidad es la práctica de la concentración de su consciencia en su interior. La mente humana ordinaria tiene una actividad en la superficie, la cual encubre el Yo real o verdadero. Pero hay otra, una consciencia escondida interiormente, detrás de la superficie, una en la que nosotros podemos llegar a ser consciente del Yo real o verdadero y de una mayor y más profunda verdad de la naturaleza, que puede realizar el Yo y liberar y transformar la naturaleza. El aquietar la mente superficial para comenzar a vivir en lo interior es el objeto de esta concentración. En esta consciencia verdadera que no es la superficial, hay dos centros principales, uno en el corazón (no el corazón físico, sino el centro cardiaco en el medio del pecho) y uno en la cabeza. La concentración en el corazón abre lo interno, y siguiendo esa apertura interna e yendo a lo profundo uno llega a ser consciente del alma o ser psíquico, el elemento divino en el individuo. Este ser, develado, comienza a salir al frente, a gobernar la naturaleza, trasformándola y dirigiéndola con todos sus movimientos hacia la Verdad, hacia el Divino y llamando hacia ella todo lo que está por encima o es superior. Ella trae la consciencia de la Presencia, la dedicación del ser a lo Superior e invita al descenso de una Fuerza y una Consciencia mayor en nuestra naturaleza, el cual está esperando por sobre nosotros. El concentrarse en el centro del corazón con la ofrenda de uno mismo al Divino, la aspiración de la apertura interior y la Presencia en el corazón, es el primer camino, y si puede ser hecho, es el comienzo natural; porque sus resultados, una vez obtenidos hacen la senda espiritual mucho más fácil y segura que si uno comienza de otra forma.

Esa otra forma es la concentración en la cabeza, en el centro mental. Si esto trae el silencio de la mente superficial, entonces despliega una mente más interna, más profunda y mayor en nuestro interior que es mucho más capaz de recibir la experiencia y el conocimiento espirituales. Pero una vez concentrados allí, uno debe abrir la consciencia mental silente hacia todo lo que está sobre la mente o más allá de ella. Después de un tiempo uno siente la consciencia levantándose y al final ella se levanta por sobre y más allá de la cubierta / tapa, que la ha mantenido atada al cuerpo, encontrando el centro que está situado sobre la cabeza donde desde ahí es liberada en el infinito. Allí comienza a ponerse en contacto con el Yo universal, la Paz Divina, la Luz, el Poder, el Conocimiento, la Bienaventuranza, entrando en eso, llegando a ser eso y sintiendo el descenso de esas cosa en la naturaleza. El concentrarse en la cabeza, con la aspiración por la quietud en la mente y la realización del Yo y el Divino por sobre nosotros, es la segunda forma de concentración. Sin embargo, es importante recordar, que la concentración de la consciencia en la cabeza es solamente una preparación para su levantamiento al centro que está por encima; de otra forma, uno puede encerrarse en su propia mente y en sus experiencias o por lo menos obtener sólo una reflexión de la Verdad en lo alto, en vez de levantarse en la trascendencia del espíritu para vivir allí. Para algunos, la concentración mental es más fácil, para otros, la concentración en el centro del corazón; algunos son capaces de concentrarse alternativamente en ambas -- pero el comenzar con el centro del corazón, si uno lo puede hacer, es lo mejor.

La otra parte de la disciplina es en referencia a las actividades de la naturaleza, de la mente, de la vida del yo o vital, del ser físico. Aquí el principio es armonizar la naturaleza con la realización interna, de manera que uno no pueda ser dividido en dos partes discordantes o en desacuerdo. Aquí hay numerosas disciplinas o procesos posibles. Uno es el ofrecer todas las actividades al Divino y el pedir por una guía interna y por el levantamiento de la naturaleza de uno por un poder Superior. Si hay una apertura interna del alma y si el ser psíquico da un paso hacia adelante o se proyecta, entonces no hay gran dificultad -- con ello llega la discriminación psíquica, indicios constantes, y finalmente el gobierno que revela y remueve callada y pacientemente todas las imperfecciones, trae los movimientos mentales y vitales correctos y también reforma la consciencia física. Otro método es mantenerse alejado y despegado de los movimientos de la mente, la vida y el ser físico, y mirar sus actividades solamente como una formación habitual de la Naturaleza general en el individuo impuesta en nosotros por lo trabajos pasados, no por ninguna parte de nuestro ser real o verdadero; en la proporción que uno triunfe en esto, llegar a ser despegado, ver la mente y sus actividades no como uno mismo, la vida y sus actividades no como uno mismo, el cuerpo y sus actividades no como uno mismo, uno llega a ser consciente de un Ser interno en lo profundo de nosotros -- el interno mental, el interno vital y el interno físico -- silente, calmado, no cautivo, no apegado, que refleja el Yo real y verdadero por sobre todo y puede ser su representativo directo; desde ese Ser interno y silente procede un rechazo de todo lo que tiene que ser rechazado, y una aceptación solamente de lo que puede ser retenido y transformado, una profunda Voluntad de perfección o una llamada al Poder Divino para hacer en cada paso o momento lo que es necesario para el cambio de la Naturaleza. Eso también abre la mente, la vida y el cuerpo a la entidad psíquica profunda y a su influencia directiva o su guía directa. En la mayoría de los casos estos dos métodos emergen y trabajan juntos y finalmente se funden en uno. Pero uno puede comenzar con cualquiera de los dos, el que uno sienta que es más natural y fácil de seguir.

Finalmente, en todas las dificultades donde el esfuerzo personal es estorbado, la ayuda de un Maestro puede intervenir y traer lo que se necesita para la realización o para el paso inmediato que es necesario.

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Este yoga demanda una dedicación total de la vida a la aspiración por el descubrimiento y la encarnación de la Verdad Divina y nada más, lo que sea que fuere. El dividir su vida entre el Divino y alguna meta y actividad externa que no tiene nada que ver con la búsqueda de la Verdad, es inaceptable. La menor cosa de esa clase haría el triunfo del yoga imposible.

Usted debe ir a su interior y entrar en una completa dedicación a la vida espiritual. Todas las ataduras a preferencias mentales deben desaparecer de usted, toda la insistencia a las metas, intereses y apegos vitales deben ser apartadas, todas las ataduras egoístas a la familia, los amigos y la patria deben desaparecer si usted quiere triunfar en el yoga. Lo que sea que tiene que venir como resultado de la energía o acción, debe proceder de la Verdad una vez descubierta, y no de los motivos inferiores mentales y vitales, de la Voluntad Divina y no de la elección personal o la preferencia del ego.

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Es un principio del trabajo espiritual universalmente aceptado, que uno debe estar preparado para sacrificarlo todo sin ninguna reserva con el propósito de alcanzar el Divino a través de una consciencia espiritualizada. Si el desarrollo propio en los planos mental, vital y físico es su meta eso es otra cosa -- la vida es la vida del ego con el alma oculta detrás sin desarrollar o desarrollada a medias. Pero, para el buscador espiritual el único desarrollo que busca es el desarrollo de la consciencia psíquica y espiritual, y eso también, sólo porque es necesario para alcanzar y para servir al Divino, no por su propio bien. Cualquier desarrollo o uso de las facultades mental, vital o física puede hacerse una parte de la vida espiritual y una instrumentación para que el Divino pueda ser servido con la condición de una rendición de ellos para la transformación y el restablecimiento de la base espiritual. Pero ellos no lo deben usar / guardar / buscar por su propio bien, o por el bien del ego, o considerarlo de su propia posesión, o usarlo para su propio propósito sino sólo por el bien del Divino.

En cuanto a la declaración de James es por supuesto verdadera, excepto en la extensión que los políticos puedan consentir en otras cosas, como por ejemplo, pasatiempos para sus horas de recreo, pero si él quiere triunfar como político, él debe dale sus mejores energías a la política. Contrariamente o viceversa, si Shakespeare o Newton hubieran invertido parte de sus energías en la política ellos no hubieran podido alcanzar tales alturas en la poesía y en la ciencia, o incluso si las hubieran alcanzado, habrían hecho mucho menos. Las energías principales tienen que estar concentradas en una cosa; las otras pueden solamente estar dedicadas a pequeños empeños de las horas desocupadas o para la distracción y los intereses preferiblemente que para las búsquedas útiles que mantienen una cultura general.

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Todo depende en la meta de la vida. Para él que su meta es descubrir y poseer la verdad espiritual suprema y la vida divina, no pienso que un título universitario puede contar mucho, ni veo que puede haber una conexión práctica entre las dos cosas. Podría ser diferente si la meta fuera la vida de un escritor y pensador en un nivel intelectual solamente, sin ningunos revuelos mayores o pensamientos más profundos. Yo no veo que su insatisfacción para darse usted mismo a esta clase de trabajo es debido a alguna clase de debilidad. Más bien es, que sólo una pequeña parte de su naturaleza, y por cierto, no la más profunda y fuerte, estaría satisfecha con eso o con la atmósfera en la cual tendría que ser hecho.

En estas materias no es la mente pensante sino el ser vital -- la fuerza-vida y la naturaleza-deseo, o alguna parte de ellas por lo menos -- que usualmente determina la acción del hombre y su elección, cuando no es alguna necesidad externa o presión que compele o principalmente influencia la decisión. La mente es solamente un interprete, un agente justificando, componiendo, inventando y fabricando. Al usted hacerse cargo del sadhana, esta parte de su ser vital ha tenido una presión desde lo alto y desde el interior sobre ella, la cual ha desanimado su antiguo giro de deseos y tendencias, sus viejas rutinas y antiguos hábitos, aquellos que hubieran decidido antes la dirección que usted hubiera tomado; este vital ha sucumbido o capitulado en una condición de silencio y neutralidad, como frecuentemente es su primer resultado. Ya no se mueve fuertemente hacia la vida ordinaria; todavía no ha recibido a través o desde el centro psíquico y la voluntad mental superior suficiente iluminación e impulso para tomar un movimiento vital nuevo y correr vigorosamente en el camino de una nueva vida. Esa es la razón de lo que usted habla -- de la apatía, el desinterés y la niebla y oscuridad que no le deja formar un juicio recto del futuro.

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Si su alma aspira siempre por la transformación, entonces eso es lo que usted tiene que seguir. Buscar el Divino o más bien algún aspecto del Divino -- porque uno no puede realizar enteramente al Divino si no hay una transformación -- puede ser suficiente para algunos, pero no para aquellos que su aspiración del alma es por el cambio divino completo.

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En cuanto a las vacilaciones concienzudas de X entre Krishna, Shiva y Shakti, yo no puedo más que sonreírme. Si un hombre es atraído por una forma o dos del Divino, eso está bien, pero si es atraído por muchas al mismo tiempo, él no necesita atormentarse por eso. Un hombre con algún desarrollo, tiene necesariamente muchas facetas en su naturaleza, y es completamente natural que diferentes aspectos atraigan o gobiernen diferentes personalidades en él: él puede aceptarlas todas y armonizarlas en el Uno Divino y en la Única Adya Shakti de la cual todas son su manifestación.

 

Cartas Sobre Yoga por Sri Aurobindo
Final de la Sección I de la Parte II – El Objeto del Yoga Integral.
Traducido por Hortensia De la Torre.
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