Capítulo (7): El Ascenso Hacia la Supermente
 
 
Es difícil concebir intelectualmente lo que es la Súper - mente;
y para describirla, se necesitaría otro lenguaje diferente al pobre y abstracto archivador de la mente.

 

La transformación psíquica y la primera etapa de la transformación espiritual se encuentran dentro del límite de lo que podemos concebir; su perfección sería la perfección, el todo, la unidad consumada de un conocimiento y una experiencia que son ya partes de las cosas realizadas, aunque solamente por un pequeño número de seres humanos. Pero el cambio supramental y sus procesos nos lleva dentro de regiones menos exploradas; él inicia una visión de las cumbres de la consciencia las que definitivamente han sido vislumbradas y visitadas, pero todavía tienen que ser descubiertas, exploradas y delineadas en su totalidad. La más alta de estas cumbres o mesetas elevadas de consciencia, la supramental, descansa mucho más allá de la posibilidad de cualquier proyección, esquema o mapa mental satisfactorio de ella, o cualquier comprensión de una descripción o imagen mental. Sería difícil concebir mentalmente en una forma normal, sin haber sido iluminado o transformado, el expresar o entrar dentro de una entidad que está basada en algo tan diferente, una consciencia con un sentido distinto y radical de las cosas; inclusive si eso fuera visto o concebido por una visión parcialmente iluminada o liberal, otro lenguaje diferente al pobre y abstracto archivador usado por la mente, sería necesario para traducir lo que se ha visto o concebido en términos que realmente pudieran llegar a ser del todo aprovechados por nosotros. Así como las cumbres de la mente humana están más allá de la percepción animal, así también están los movimientos de la supermente, más allá de lo que podemos concebir mentalmente como seres humanos ordinarios: es solamente cuando nosotros hemos ya tenido la experiencia de una consciencia intermedia alta, que cualquier término que tratemos para describir el ser supramental pueda comunicar un significado verdadero a nuestra inteligencia; porque entonces, habiendo experimentado algo análogo o semejante a lo descrito, es que podemos traducir a un lenguaje inadecuado la forma de lo que sabemos. Si la mente no puede entrar dentro de la naturaleza de la supermente, por lo menos, ella puede mirar hacia eso a través de los altos y luminosos acercamientos y captar algún reflejo de la Verdad, lo Correcto, y lo Vasto, que es el reino natural y legítimo del Espíritu libre.

 

La transición de la mente a la Supermente es un sendero desde la Naturaleza hasta la Supernaturaleza. Por esta simple razón eso no puede ser alcanzado sin asistencia, por un mero esfuerzo de nuestra mente o nuestra aspiración. La Mente Superior y la Supermente están involucradas y escondidas en la tierra - naturaleza; y para que ellas puedan emerger en nosotros, hay necesidad de una presión del mismo poder ya formulado y establecido en su completa fuerza natural, en sus propios planos súper conscientes. El poder de la Súper - consciencia debe descender en nosotros y levantarnos y trans-formar nuestro ser.

 

La Transición de la Supermente a través de la mente superior es un sendero desde la Naturaleza, como nosotros la conocemos, hacia la Súper - Naturaleza. Es por esa mera verdad que es imposible bajo ninguna circunstancia alcanzar esa transición por el solo esfuerzo de la Mente; nuestra simple aspiración y trabajo personal no pueden alcanzarla: nuestro esfuerzo pertenece al poder inferior de la Naturaleza; un poder de la Ignorancia no puede alcanzar por sus propias fuerzas o características o métodos disponibles lo que está más allá de sus propios dominios naturales. Todas las ascensiones anteriores han sido efectuadas por una Consciencia - Fuerza secreta operando primero en la Inconsciencia y entonces en la Ignorancia: ellas han trabajado para que sus poderes involucrados emerjan hacia la superficie, poderes ocultos detrás del velo y superiores a las anteriores fórmulas de la Naturaleza, pero de todas manera hay necesidad de una presión de los mismos poderes superiores ya manifestados en su completa fuerza natural sobre sus propios planos; estos planos superiores crean su propia base o fundación en nuestras partes sublimes / purificadas / encumbradas y de ahí son capaces de influenciar el proceso evolutivo en la superficie. La Mente Superior y la Supermente están también envueltas o involucradas y ocultas en la tierra - Naturaleza, pero ellas no tienen formas en los niveles accesibles de nuestra consciencia sublime interior; sin embargo, todavía no hay ningún ser de mente superior, o de naturaleza de mente superior organizado, ni ningún ser supramental o de naturaleza organizada supramental actuado en la superficie o en nuestras partes normales sublimes o purificadas: porque esos poderes grandiosos de consciencia son superconscientes al nivel de nuestra ignorancia. Para que los principios participantes de la mente Superior y la Supermente puedan emerger de su secreto velado y escondido, el ser y los poderes de la súperconsciencia deben descender en nosotros y levantarnos, formulándose ellos mismos en nuestro ser y nuestros poderes o lo que es lo mismo, llegando a ser ellos mismos nuestro ser y nuestros poderes; este descenso es el sine qua non (lo esencial e indispensable) de la transición y la transformación.

 

Para una real transformación debe de haber una directa y develada intervención de lo alto; sería necesario también una total sumisión y rendimiento de la consciencia baja, un paro de su insistencia, una voluntad de ella en anular completamente sus leyes de acción separatistas y perder sus derechos sobre nuestro ser. Si estas dos condiciones pueden ser alcanzadas, inclusive ahora mismo, por un llamado de consciencia, una voluntad de espíritu y una participación de todo nuestro ser manifestado e interno en ese cambio y elevación, la evolución, la transformación puede llegar a efectuarse por un comparativamente ligero cambio de consciencia; la Consciencia-Fuerza supramental desde lo alto y la involucrada Consciencia-Fuerza detrás del velo actuando en el despertar consciente y en la voluntad del ser mental humano podrían lograr la transición momentánea. No habría ninguna necesidad más adelante de una evolución lenta contando o teniendo en cuenta muchos milenios para cada paso; la evolución detenida y difícil manejada por la Naturaleza en el pasado en las criaturas inconscientes de la Ignorancia.

 

¿Cuál debe de ser la preparación para la transformación supramental? Primero, un incremento en el control del individuo sobre su propia naturaleza y cada vez más y más una participación consciente en la acción de la Supernaturaleza.

 

Es la primera condición de este cambio que el Hombre mental que nosotros conocemos deberá llegar a ser internamente consciente y en posesión de su recóndita ley del ser y sus procesos; el debe llegar a ser el ser psíquico y mental interno dueño de sus energías, no siendo más esclavo de los movimientos de la baja Prakriti, sino en control de ella, protegido en una armonía libre por la suprema ley de la Naturaleza.

 

En la mente humana ya ha hecho su primera aparición una inteligencia que observa y considera lo que ha sido hecho y la voluntad y preferencia que han llegado a ser consciente; pero esa consciencia es todavía limitada y superficial: el conocimiento también es limitado e imperfecto, es una inteligencia parcial, un entendimiento a la mitad que anda a tientas y es empírico en gran parte o, si es racional, lo es por construcciones, teorías y fórmulas. No hay por ahora una visión luminosa que sabe las cosas por una comprensión directa, que las coloca con una precisión espontánea de acuerdo con lo que ve, y de acuerdo con el esquema de su verdad inherente; aunque hay un cierto elemento de instinto e intuición y discernimiento o penetración que está en sus comienzos, ya que el carácter normal de la inteligencia humana es una razón que averigua e indaga o un pensamiento reflexivo que observa, supone, infiere, concluye y llega por una labor, a una verdad construida, a un esquema construido de conocimiento y una acción deliberadamente ordenada hecha por ella misma.

 

Esa primera condición, es solamente una consciencia libre e intuitiva, que sería capaz de ver y comprender las cosas por contacto directo y visión penetrante o un sentido-verdad espontáneo nacido de una unidad o identidad que subraya y arregla una acción de la Naturaleza de acuerdo con Su verdad (la verdad de la Naturaleza). Esta sería una participación real por el individuo en el trabajo de la Consciencia-Fuerza universal; la individual Purusha llegaría a ser la maestra o directora de su propia energía ejecutiva y al mismo tiempo la compañera, agente e instrumento del Espíritu Cósmico en el trabajo de la Energía universal: la Energía universal trabajaría a través de Purusha, pero ella también trabajaría a través de la Energía universal y de la armonía de la verdad intuitiva, haciendo de este doble trabajo una acción simple. La participación de una consciencia en desarrollo de índole superior e íntima, debe ser uno de los acompañantes en la transición de nuestro presente estado del ser al estado supernatural.

 

De este modo entonces, la individualidad llegaría a ser más y más poderosa y efectiva en la proporción en que ella se dé cuenta o realice que es el centro y la formación del Ser y la Naturaleza universal y trascendente. Y a medida que la progresión de este cambio continúe, la energía de la individualidad liberada no sería más la energía limitada de la mente, vida y cuerpo con la que comenzó; el ser emergería dentro y se bañaría de – hasta incluso cuando emergiera en él y descendiera en él asumiendo que él esté dentro de eso – una luz mayor de Consciencia y una Fuerza de mayor acción: su existencia natural sería la instrumentación de un Poder superior, una Consciencia-Fuerza supermental y supramental, el poder de la Divina Shakti original. Todos los procesos de la evolución serían sentidos como la acción de una Consciencia suprema universal; una Fuerza suprema y universal trabajando en la forma que ella escoja, en el nivel que sea, dentro de los límites que ella misma se imponga; una consciencia del Ser trascendente y Cósmica obrando, una acción del Mundo-Madre omnipotente y omnisciente levantando el ser dentro de ella misma y dentro de su súpernaturaleza. En lugar de la Naturaleza de Ignorancia con el individuo como su campo cerrado de acción o como un instrumento inconsciente o medio inconsciente, sería una Súper-Naturaleza de la divina Gnosis, y el alma individual sería su consciencia, un campo e instrumento abierto y libre, un participante en su acción, consciente de su propósito y proceso, consciente también de su gran Yo, la Realidad universal y trascendente, y de su propia Persona como ilimitada dentro de esa realidad y también como el ser individual de Su ser, un instrumento y un núcleo espiritual.

 

En una acción de la Supernaturaleza, la primera abertura hacia esta participación, es una condición del cambio hacia lo final, la transformación supramental: porque esta transformación es la terminación del sendero desde la oscura armonía de un automatismo ciego con el cual la Naturaleza envía a la luminosa espontaneidad auténtica, la infalible moción de la propia existente verdad del Espíritu. La evolución comienza con el automatismo de la Materia y de la vida inferior en el cual todo obedece implícitamente al empuje de la Naturaleza, ella cumple mecánicamente su ley del ser, y por lo tanto triunfa en mantener una armonía de tipo limitado de existencia y acción; ella prosigue a través de la confusión fecunda de la mente y la vida de una humanidad empujada por su Naturaleza inferior pero tratando de escapar de sus limitaciones para dirigirla, guiarla y poder participar en ella usándola; ella emerge dentro de una gran y espontánea armonía y una propia y automática realización fundada en la Verdad espiritual de las cosas. En el estado más elevado de la consciencia ella verá la Verdad y seguirá la ruta de sus energías con un completo conocimiento, con una fuerte participación y una maestría instrumental, una delicia completa de acción y existencia. Habrá una perfección luminosa y jubilosa de unidad con todo, en vez de un ciego y sufrido sometimiento del individuo a lo universal, y cada momento y acción de lo universal en el individuo y del individuo en lo universal, será iluminado y gobernado por las leyes de la trascendente Supernaturaleza.

 

Una segunda condición consiste en una consciencia obediente, el rendimiento de nuestro ser total y completo, a la luz, la verdad y la fuerza de lo alto.

 

Pero esta condición superior es difícil y debe evidentemente tomar tiempo obtenerla; porque la participación y el consentimiento de Purusha para la transición no es suficiente, debe de haber también el consentimiento y la participación de Prakriti. No es solamente la voluntad y el pensamiento central que tienen que consentir, sino todas las partes de nuestro ser deben asentir y rendirse a la ley de la Verdad espiritual; todo tiene que aprender a obedecer el gobierno de la consciencia del Poder Divino en los miembros. Hay dificultades obstinadas en nuestro ser al nacer, pertenecientes a su constitución evolutiva, que milita en contra de este asentimiento. Algunas de estas partes están todavía sujetas al inconsciente y al subconsciente y a los hábitos inferiores automáticos llamados también leyes de la naturaleza, -- hábitos mecánicos de la mente, hábitos de vida, hábitos de instinto, hábitos de personalidad, hábitos de carácter, el engranaje mental, vital, las necesidades físicas, los impulsos, los deseos del hombre natural, los viejos funcionamientos de todas clases que están arraigados tan profundo, que parecería como si nosotros tuviéramos que escarbar los abismos para sacarlos. . . . A cada paso de la transición se necesita el asentimiento de Purusha y también el consentimiento de cada parte de la naturaleza a la acción de sus poderes superiores para que se efectúe el cambio. Tiene que haber entonces una dirección consciente del ser mental en nosotros hacia ese cambio, hacia esa sustitución de la vieja naturaleza por la Supernaturaleza, hacia esa trascendencia. La ley de la obediencia consciente a la verdad superior del espíritu, el rendimiento de todo nuestro ser a la luz y el poder que viene de la Supernaturaleza, es una segunda condición que tiene que ser alcanzada despacio y con dificultad por el ser mismo, antes de que la transformación supramental pueda llegar a ser del todo posible.

 

Para continuar, la psiquis y la transformación espiritual deben de estar bien avanzadas, tan completas como puedan estar, antes de que pueda haber cualquier comienzo del tercero y ultimo cambio supramental; porque es solamente por esta doble transmutación que la voluntad misma de la Ignorancia puede ser totalmente alterada en una obediencia espiritual a la verdad y voluntad remodeladas de la gran Consciencia del Infinito. Una larga y difícil jornada de esfuerzo constante y energía, de austeridad de la voluntad personal, tapasya, tiene ordinariamente que ser atravesada antes de que una mayor decisiva etapa pueda ser alcanzada en la que el estado de rendición de todos los seres al Ser Supremo y a la Naturaleza Suprema pueda llegar a ser total y absoluto.

 

Una tercera condición es la unificación de todo el ser alrededor del verdadero yo y de la abertura del individuo a la consciencia cósmica.

 

Una unificación del ser completo por un rompimiento de la pared que divide la naturaleza interna y externa, -- una transformación de la pared existente entre la naturaleza interna y la naturaleza externa,-- un cambio de posición y centralización de la consciencia del yo exterior al yo interior, una fundación firme de estas nuevas bases, una acción habitual desde el ser interior y su voluntad y visión y una apertura del individuo a la consciencia cósmica, -- es otra condición necesaria para el cambio supramental. Sería quimérico esperar que la suprema Verdad-consciencia pueda establecerse ella misma en la fórmula y el proceder estrecho de nuestra mente, nuestro corazón y nuestra vida superficial, por muy espiritual que nos volviéramos. Todos los centros internos deben de abrirse y poner en libertad sus capacidades; la entidad psíquica debe ser develada y en control. Si esta primera oportunidad estableciendo el ser en lo interior e infinito, el Yogui en el lugar de la consciencia ordinaria, no se ha hecho, la gran transmutación es imposible. Por otra parte, el individuo debe haberse universalizado, el debe de haber fundido su mente individual en el infinito de una mentalidad cósmica, engrandeciendo y vivificando su vida individual dentro del sentido inmediato y la experiencia directa de una moción dinámica de la vida universal, abriendo las comunicaciones de su cuerpo con las fuerzas de la Naturaleza universal, antes de que él pueda ser capaz de un cambio que trascienda la fórmula cósmica presente y lo levante más arriba del bajo hemisferio de la universalidad, dentro de una consciencia perteneciente a su hemisferio espiritual superior. Además, el debe de haber comprendido ya, lo que ahora es para él súperconsciente; también lo que es la Luz, el Poder y el Conocimiento supremos espirituales, Ananda; y haber sido penetrado por sus influencias descendientes; nacido de nuevo por el cambio espiritual.

 

La evolución espiritual obedece la lógica de un desdoblamiento sucesivo; ella puede escoger un paso principal nuevo y decisivo cuando el paso previo ha sido suficientemente conquistado: inclusive si ciertos niveles menores pueden ser tragados o saltados por una ascensión rápida y brusca, la consciencia tiene que regresar para estar segura de que lo que ha pasado es seguramente lo anexo a la nueva condición. Es verdad que la conquista del espíritu supone la ejecución en una o unas cuantas vidas de un proceso que en el curso ordinario de la Naturaleza se haría en una marcha lenta y dudosa de siglos o inclusive de milenios: pero esta es una pregunta de la velocidad con la cual los pasos son recorridos; un paso mayor y más concentrado no elimina los paso o la necesidad de sus cumplimientos sucesivos. El incremento en la rapidez es posible solamente porque la participación consciente del ser interno está allí y el poder de la Supernaturaleza está ya trabajando en la media transformada naturaleza inferior, de manera que los pasos que de otra forma hubieran tenido que ser tomados tentativamente en la noche de la Inconsciencia e Ignorancia pueden ahora ser tomados en una luz cada vez mayor y en un poder de Conocimiento.

 

Cuatro pasos de ascensión nos llevan desde la inteligencia humana hasta la Supermente; ellos son:

 

(1) La Mente Superior (The Higher Mind)

 

Nuestro primer paso decisivo fuera de la inteligencia humana, nuestra mentalidad normal, es un ascenso dentro de la Mente superior, una mente que ya no es de luz confusa y oscuridad de media luz, sino la gran claridad del espíritu. Su sustancia básica es un sentido unitario del ser con un poderoso dinamismo múltiple capaz de la formación de una multitud de aspectos de conocimiento, formas de acción, formas y significados de llegar a ser, de todo lo que es conocimiento espontáneo inherente / inmanente. . . Es un pensamiento - mente luminosa, una mente con un conocimiento nacido del espíritu.

 

Pero aquí en el gran Pensamiento no hay necesidad de una búsqueda o de un raciocinio que se critique a sí mismo, ni una moción lógica que se lleve paso a paso hacia una conclusión, ni un mecanismo que exprese o implique deducciones e inferencias, ni una concatenación deliberadamente construida de idea con idea para poder arribar a una suma ordenada o a un resultado de conocimiento. . .

 

Esta consciencia suprema es un Conocimiento formulándose sí mismo con las bases de una existencia y una consciencia propia y manifestando algunas de sus partes integrales, una armonía de sus significados puestos en pensamiento - forma. Ella puede expresarse libremente en ideas singulares, pero el movimiento que la caracteriza es un conocimiento mental masivo, un sistema o totalidad de la verdad - visión, en un simple vistazo; las relaciones de idea con idea, de verdad con verdad no son establecidas por la lógica sino preexisten y emergen, vista por ella misma en un todo integral. Hay una iniciación dentro de formas de un siempre - presente pero todavía no activo conocimiento, no un sistema de conclusiones desde las premisas o data; este pensamiento se descubre a sí mismo en una Sabiduría eterna, no es un conocimiento adquirido.

 

Esta es la Mente Suprema en su aspecto cognoscitivo o de conocimiento; pero está también el aspecto de la voluntad, de la realización /ejecución dinámica de la verdad: aquí nosotros encontramos que esta grandiosa y brillante Mente trabaja siempre en el resto del ser, la voluntad mental, el corazón y sus sentimientos, la vida, el cuerpo, a través del poder del pensamiento, a través de la idea-fuerza. Ella busca purificar a través del conocimiento, liberar a través del conocimiento, crear por el poder innato del conocimiento. La idea es puesta en el corazón o en la vida como una fuerza para ser aceptada y trabajar con ella; el corazón y la vida llegan a ser conscientes de la idea y responden a su dinamismo, y su sustancia comienza a modificarse ella misma en ese sentido, de manera que los sentimientos y las acciones llegan a ser las vibraciones de su suprema sabiduría, están formadas con ellas, llenas con la emoción y el sentido de ellas: los impulsos de la voluntad y la vida son similarmente cargados con su poder y urgencia de la realización propia; inclusive en el cuerpo la idea trabaja de manera que, por ejemplo, el pensamiento potente y la voluntad de salud reemplazan su fe en la enfermedad y en su consentimiento con la enfermedad, o la idea* (*La palabra expresando la idea tiene el mismo poder si ella es cargada con la fuerza espiritual; ése es el razonamiento de los Indios al usar los mantras) de fuerza reclama en la sustancia el poder, la moción y la vibración de fuerza; la idea genera la fuerza y forma propia de la idea y la impone sobre nuestra sustancia de mente, vida y materia. Es de esta manera que el primer trabajo prosigue; el pensamiento carga todo el ser con una consciencia nueva y superior, echa los cimientos para el cambio y prepara al ser para una verdad superior de existencia.

 

(2) La Mente Iluminada

 

Esta gran fuerza es la de la Mente Iluminada, una Mente que ya no es más un Pensamiento superior, sino una luz espiritual. Aquí la claridad de la inteligencia espiritual, su tranquilo día- luz, da lugar o se subordina a sí mismo a un intenso lustre, un esplendor e iluminación del espíritu: un juego de luces de verdad y poder espirituales emerge de lo alto dentro de la consciencia y añade a la grande y calmada iluminación y al vasto descenso de paz que caracteriza o acompaña la acción del gran principio de concepto - espiritual, un fiero ardor de realización y un éxtasis arrebatado de conocimiento. Un torrencial de Luz internamente visible, muy frecuentemente envuelve esta acción; porque debe ser notado que, contrario a nuestros conceptos ordinarios, la luz no es primordialmente una creación material, y el sentido o visión de luz acompañando a la iluminación interior no es meramente una imagen visual subjetiva o un fenómeno simbólico: la luz es primeramente una manifestación espiritual de la Realidad Divina iluminativa y creativa; la luz material es una representación subsiguiente o conversión del espíritu en la Materia para los propósitos de la Energía material. Hay también en este descenso la llegada de un gran dinamismo, la energía dorada, un entusiasmo luminoso de fuerza y poder internos que reemplaza o substituye el comparativamente lento y deliberado proceso de la Mente Superior por un ímpetu ligero de transformación rápida, algunas veces vehemente y casi violento.

 

La Mente Iluminada no trabaja primordialmente por el pensamiento, sino por la visión; el pensamiento es aquí solamente un movimiento subordinado expresando esa visión. La mente humana, que descansa principalmente en el pensamiento, lo concibe como lo supremo o el proceso principal del conocimiento, pero en el orden espiritual el pensamiento es secundario y no es un proceso indispensable.

 

Una consciencia que prosigue por la visión, la consciencia del visionario / iluminado, es de mayor poder de conocimiento que la del pensador. El poder perceptivo de una visión interna es mayor y más directa que la del poder perceptivo de pensamiento: es una visión interna que toma posesión o absorbe algo de la sustancia de la Verdad y no solamente su forma; pero ella bosqueja su forma también y al mismo tiempo capta su significado, y puede englobarla e incluirla con el más fino y bien delineado bosquejo revelador en una gran comprensión y poder de la totalidad, es algo que un concepto pensamiento no puede dirigir o manejar.

 

(3) La Mente Intuitiva

 

Pero estos dos niveles de la ascensión disfrutan su autoridad y pueden obtener su propia unidad completamente, solo por una referencia a un tercer nivel; porque es desde las más altas cumbres donde habita el ser institucional de donde ellos derivan su conocimiento y donde ellos giran dentro del pensamiento o visión y nos traen aquí abajo la transmutación de la mente. La intuición es el poder de consciencia más cerca y más íntimo al conocimiento original por identidad; porque la intuición es siempre algo que brota directamente desde nuestra identidad oculta.

 

Esa intima y cercana percepción es más que una visión, más que un pensamiento, más que una concepción: es el resultado de un toque penetrante y revelador que lleva en él, la visión y la concepción como parte de él mismo o como su consecuencia natural. Una identidad oculta o dormida, sin haberse recobrado todavía, recordando por intuición su propio contenido, su sentimiento y su visión de las cosas, su luz de la verdad, su certeza automática y aplastante.

 

En la mente humana la intuición es inclusive una verdad - recuerdo, o una verdad - trasmitida, o destellos resplandecientes en formas de revelaciones, o un rayo rompiendo dentro de una gran masa de ignorancia o a través de un velo de nesciencia: pero nosotros hemos visto que eso está sometido allí a una mezcla invasora, o a una capa mental, o a una interrupción o sustitución; hay también la posibilidad múltiple de una interpretación errónea que se interpone en el camino de la pureza y la plenitud de su acción. Por otra parte hay intuiciones parecidas en todos los niveles del ser que más bien son comunicaciones y no intuiciones, y ellas tienen diferentes procedencias, valores y características. La mística infraracional, por así decirlo, -- porque para ser una verdadera mística no es suficiente rechazar la razón y confiar en la fuente del pensamiento o acción de los cuales uno no tiene conocimiento, -- es frecuentemente inspirada en esas comunicaciones del nivel vital de un origen oscuro y peligroso. En esas circunstancias estamos empujados a fiarnos principalmente en la razón, y es echado a un lado inclusive, el controlar las sugerencias de la intuición – o la pseudo - intuición, que es el fenómeno más frecuente, -- por la observadora y discriminatoria inteligencia; porque nosotros sentimos en nuestras partes intelectuales que no podemos estar seguros de otra manera, cual es la cosa verdadera y cual es la adulterada, mezclada, falsa o sustituida. Pero esto reduce grandemente para nosotros la utilidad de la institución: por esta razón no es en este campo un árbitro fidedigno, dado que sus métodos son diferentes, tentativos, inciertos, una búsqueda intelectual; inclusive aunque ella misma realmente descansa en una institución camuflajeada por sus conclusiones, -- porque sin esa ayuda ella no podría elegir su curso o llegar a un hallazgo o descubrimiento seguro, -- ella (la razón) esconde esta dependencia de sí misma debajo del proceso de una conclusión racional o una conjetura verificada. Una intuición aprobada por un juicio critico y sensato de la razón cesa de ser una intuición y puede solamente tener la autoridad de la razón, por lo tanto no hay una fuente interna que nos dé una certeza directa. Inclusive, si la mente llega a ser predominantemente una mente intuitiva confiándose sobre su facultad superior, la coordinación de sus procesos cognoscitivos y sus actividades separadas, -- porque en la mente eso siempre sería apto de aparecer como una serie de destellos conectados imperfectamente, -- continuarían dificultosamente hasta que esta nueva mentalidad no tenga una consciente unión con su fuente supraracional o un acceso, para entonces elevarse ella misma, a un plano superior de consciencia en la que una acción intuitiva es pura y natural.

 

La intuición es siempre un filo o un rayo o un destello de una luz superior; es en nosotros una navaja proyectada, el filo o la punta de la distante luz de la supermente entrando modificada, por alguna sustancia intermedia de la verdad - mente superior a nosotros y después de modificada, entrando de nuevo cegada por nuestra sustancia mental ordinaria o ignorante; pero en ese nivel superior, en el cual la intuición es originada, su luz no está mezclada y por lo tanto es enteramente pura y verídica, y sus rayos no están separados sino conectados o masivamente juntos en un juego de ondas el que puede casi ser llamado en sentido figurado y poéticamente en Sánscrito un mar o masa de ‘luces estables’. Cuando esta original y natural intuición comienza a descender en nosotros en respuesta a una ascensión de nuestra consciencia hacia su nivel o como resultado de nuestra búsqueda de un camino claro de comunicación con ella (la intuición), ella puede continuar viniendo como un juego de luces resplandecientes, aisladas o en constante acción; pero en esta etapa el juicio de la razón llega a ser completamente inaplicable, ella puede solamente actuar como una observadora o como un registrador o archivero entendiendo o archivando las más luminosas intimaciones, juicios y discriminaciones del poder superior. Para completar o verificar una intuición aislada o discriminar su naturaleza, su aplicación, sus limitaciones, la consciencia que la recibe o la consciencia receptiva, debe descansar en otra intuición que la complete o sea capaz de hacer descender una intuición masiva capaz de poner todo en su lugar. Porque cuando el proceso del cambio ha comenzado, una completa transmutación de los elementos y actividades de la mente en la sustancia, forma y poder de intuición es imperativo; hasta entonces, mientras el proceso de la consciencia dependa de la inteligencia inferior sirviendo o ayudando o usando la intuición, el resultado solo puede ser la supervivencia de la mezcla del Conocimiento - Ignorancia elevándose o liberándose por una luz y fuerza superior actuando en sus partes de Conocimiento.

 

La intuición se despliega desdobla en cuatro partes. 1. Un poder de verdad - visión revelador, 2. un poder de inspiración o verdad - auditiva, 3. un poder de verdad - palpable o captación inmediata del significado, la cual es afín a la naturaleza ordinaria de su intervención en nuestra inteligencia mental, 4. un poder de verdadera y automática discriminación de la relación ordenada y exacta de la verdad con la verdad, - estos son los cuatro despliegues de la intuición. La intuición puede por lo tanto ejecutar toda la acción de la razón – incluyendo la función de la inteligencia lógica, la cual trabaja la relación correcta de las cosas y la relación correcta de idea con idea, - pero usando su propio proceso superior y con los pasos que no fallan o vacilan.

 

(4) La Mente Suprema (The Overmind)

 

El próximo paso en la ascensión nos lleva a la Mente Suprema; el cambio intuitivo puede solamente ser una introducción a esta obertura o instrumentación espiritual superior. Pero hemos visto que la Mente Suprema, inclusive cuando ella es selectiva y no total en su acción, sigue siendo un poder de la consciencia cósmica, un principio de conocimiento global el cual lleva en sí mismo una luz delegada de la gnosis supramental o el conocimiento completo y trascendental. Por lo tanto es solamente por una abertura en la consciencia cósmica que el ascenso y el descenso de la Mente Suprema pueden ser posibles: una abertura superior e intensa hacia lo alto no es suficiente, -- para el ascenso vertical hacia la Luz de la cumbre, debe añadírsele una vasta expansión horizontal de la consciencia dentro de una cierta extensión de la totalidad del Espíritu.

 

Cuando la Mente Suprema desciende, el predominio del ego-sentido centralizado es enteramente subordinado, perdido en la vastedad del ser y finalmente abolido; una amplia percepción cósmica y un sentimiento y movimiento de un yo ilimitado universal lo reemplaza: muchos movimientos que antes eran ego - céntricos pueden todavía continuar, pero ellos ocurren como corrientes o ondas en la vastedad cósmica. El pensamiento, en la mayor parte de las veces, no parece originarse más individualmente en el cuerpo o la persona, sino que se manifiesta de lo alto o viene de las ondas de la mente cósmica: toda la visión interna individual o inteligencia de las cosas ahora es una revelación o iluminación de lo que es visto o comprendido, pero el origen de la revelación no proviene de un yo separado sino del conocimiento universal; los sentimientos, las emociones, las sensaciones son similarmente sentidas como ondas de la misma inmensidad cósmica rompiendo el sutil y denso o tosco cuerpo, que reacciona a ellos a través del centro individual de la universalidad; porque el cuerpo es solamente un pequeño sostén o inclusive menos que eso, un punto de relación, para la acción de una vasta instrumentación cósmica. En esta amplitud sin límites, no solamente el ego separado sino todo el sentido de individualidad, inclusive el de la individualidad de subordinación o instrumentación puede desaparecer enteramente; la existencia cósmica, la consciencia cósmica, la delicia cósmica, el juego de fuerzas cósmicas es lo único que queda: si la delicia o el centro de la Fuerza es sentida en lo que fue la mente personal, la vida y el cuerpo, no es con un sentido de personalidad sino como un campo de manifestación, y este sentido de delicia o de la acción de la Fuerza no es restringido o confinado a la persona o el cuerpo sino puede ser sentido en todos los puntos de una consciencia ilimitada de unidad la cual penetra en todas partes.

 

Pero allí pueden haber muchas expresiones y experiencias de la consciencia de la mente suprema; porque la mente suprema tiene una gran plasticidad y es un campo de múltiples posibilidades. En lugar de una difusión sin centro y sin lugar, allí puede estar el sentido del universo en uno mismo o como uno mismo: pero allí también este yo no es el ego; es una extensión de una consciencia esencial del yo libre y puro o es una identificación constituyendo un ser cósmico, un individuo universal. . . En la transición hacia la supermente esta acción centralizada tiende hacia el descubrimiento de un individuo verdadero reemplazando el ego muerto, un ser que es en su esencia uno con el supremo Yo, uno con el universo en extensión y todavía un centro y una circunferencia cósmica de la acción especializada del Infinito.

 

El cambio de la Mente Suprema es el movimiento final para consumar la transformación dinámica espiritual; es el estado - dinámico más alto posible del espíritu en el plano de la mente espiritual. Toma todo lo que está en los tres niveles debajo de ella y alza sus trabajos característicos hasta elevarlos a sus poderes más grandes y superiores, añadiéndole a ellos la inmensidad universal de la consciencia y la fuerza, un concierto armónico de conocimiento, una iluminación múltiple y diversa del ser. Pero hay ciertas razones levantándose de sus propios estados y poderes característicos que previenen al ser de la posibilidad final de la evolución espiritual.

 

Es un poder, aun cuando es el poder superior del hemisferio bajo; y aunque su base es una unidad cósmica su acción es una acción de división e interacción, una acción que se basa en el juego de la multiplicidad. Su juego es, como el de la Mente, un juego de posibilidades; aunque no actúa en la Ignorancia sino con el conocimiento de la verdad de esas posibilidades, haciéndolas trabajar a través de la propia e independiente evolución de sus poderes.

 

El descenso de la Mente Suprema no es suficiente para transformar totalmente la Inconsciencia, la Fuerza Supramental solamente es capaz de llegar a esto.

 

En la evolución terrestre el descenso de la mente suprema no sería capaz de transformar en cada hombre que ella toque la consciencia interna y externa, personal y universalmente impersonal completa del ser, en su propia sustancia e imponerla sobre la Ignorancia, iluminándola en una verdad y conocimiento cósmico. Siempre un fundamento de Nesciencia quedaría; sería como si el sol y su sistema fueran a brillar en una oscuridad original del Espacio e iluminaran todo tan lejos como sus rayos pudieran alcanzar, de manera que todo lo que viviera en esa luz sentiría como si no hubiera oscuridad de ninguna forma en su experiencia y existencia. Pero fuera de esa esfera o expansión de experiencia la oscuridad original estaría allí todavía y dado que todas las cosas son posibles en la estructura de la mente suprema, podría volver a invadir la isla de luz creada en su imperio . . .

 

También en esta etapa de la evolución no podría haber seguridad en contra de la caída de la gravitación de la Inconsciencia, la que disuelve todas las formaciones que la vida y la mente construyen en ella, tragándose todas las cosas que se levantan o le son impuestas y desintegrándolas en su materia original. La liberación de este tirón de la Inconsciencia y una base segura para una evolución gnóstica continua o sin interrupción, sería solamente alcanzada por un descenso de la Supermente dentro de la fórmula terrestre, trayéndole la suprema y dinámica ley y luz del espíritu, penetrándola y transformando la inconsciencia de las bases materiales. En la última transición desde la Mente Suprema hacia la Supermente un descenso de la Supermente debe por lo tanto intervenir en este nivel evolutivo de la Naturaleza.

 

Una transformación de la naturaleza humana puede solamente ser alcanzada cuando la sustancia del ser esté impregnada en el principio espiritual de manera que todos sus movimientos sean un proceso espontáneo, dinámico y armónico del espíritu. Porque inclusive cuando los poderes superiores y sus intensidades entran en la sustancia de la Inconsciencia, ellos se encuentran con esta oponente Necesidad ciega y es sojuzgada a su limitada y degradada ley de la sustancia ignorante o nesciencia. Ella se opone a ellos (los poderes superiores) con su fuerza y su ley inexorable establecida, pagando siempre la demanda de la vida con la ley de la muerte, la demanda de la Luz con la necesidad de ayudar a las sombras y a la oscuridad; a la soberanía, a la libertad y al dinamismo del espíritu con sus propias fuerzas de ajuste por limitación, la demarcación por incapacidad, la base de energía sobre el reposo de una Inercia original. Hay una verdad oculta detrás de sus negaciones la cual solamente la Supermente con su reconciliación de los contrarios en la Realidad original puede tomar posesión y descubrir la solución pragmática del enigma. Solamente la Fuerza supramental puede enteramente vencer la dificultad de la nesciencia fundamental; porque con ella entra en una necesidad imperativa opuesta y luminosa en la cual descansan todas las cosas y es la original y final verdad - fuerza determinada por ella misma, del Infinito existente en sí mismo. Esta gran Necesidad espiritual y luminosa con su soberanía imperativa solamente, puede desplazar o penetrar enteramente, transformarse ella misma y reemplazar la ciega Ananke de la Inconsciencia.

 

La Evolución Futura del Hombre - Sri Aurobindo
Final del Capítulo #7 - La Ascensión Hacia la Supermente
Ensayo preparado por P. B. Saint - Hilaire. Agosto 1962
Traducido al Español por Hortensia De la Torre. Septiembre 1997