Capítulo (1): La Aspiración Humana

 
La más elevada aspiración del hombre
su búsqueda por la perfección,
su anhelo de libertad y maestría,
su búsqueda por la verdad pura y el placer /deleite puro –
es una contradicción flagrante /evidente /obvia con su existencia presente y su experiencia normal.

 

La preocupación temprana del hombre en el despertar de sus pensamientos y como parece su inevitable y máxima preocupación, ( porque ella sobrevivió el más largo periodo de escepticismo y regreso después de haberse desvanecido), es también la mayor de las cuales sus pensamientos pueden divisar. Manifiesta en sí misma al Dios divino, al impulso hacia la perfección, a la búsqueda hacia la verdad pura y la bienaventuranza pura, y al sentido de una secreta inmortalidad. La alborada del conocimiento humano nos ha dejado su testigo a esta constante aspiración; hoy vemos la humanidad saciada pero no satisfecha por un análisis victorioso de lo externo de la Naturaleza, preparándose para regresar a sus primitivos anhelos. La formula temprana de la sabiduría promete ser la ultima (Dios, Luz, Libertad, Inmortalidad).

 

Estos persistentes ideales de la raza son la contradicción de su experiencia normal y la afirmación de sus más altas y profundas experiencias, que son anormal a la humanidad y solamente deben ser alcanzadas en toda su integridad, por un esfuerzo individual revolucionario o por una progresión general evolutiva. El saber, el poseer y el ser el ser divino, en una conciencia animal y egoísta, convertir nuestra oscura mentalidad física en una mentalidad iluminada plenamente, construir paz y felicidad perfecta donde hay solamente tensión y felicidad transitoria acompañada de dolor físico y sufrimiento emocional, para establecer una libertad infinita en un mundo que se presenta él mismo como un grupo de necesidades mecánicas, para descubrir y realizar la vida inmortal en un cuerpo sujeto a la muerte y a la constante mutación, es lo que se nos ofrece como la manifestación de Dios en la Materia y la meta de la Naturaleza en su evolución terrestre. Para el ordinario intelecto material que comprende la organización de la conciencia a través de sus limitadas posibilidades, la contradicción directa de los ideales irrealizables con las verdades realizadas es un argumento final en contra de su validez. Pero si tomamos un punto de vista más determinado /analizado de los trabajos del mundo, esa oposición directa aparece más bien, como parte del más recóndito, profundo e insondable método de la Naturaleza, y la rúbrica de su completa sanción.

 

Tal contradicción es parte del método general de la Naturaleza;
es un signo de que ella, está trabajando hacia una mayor armonía.
La reconciliación es lograda por un progreso revolucionario.

 

“Todos los problemas de la existencia son esencialmente problemas de armonía. Ellos surgen de la percepción de una discordia sin resolver y del instinto de un ajuste escondido. Descansar feliz y contento con una discordia sin resolver, le es posible a la parte más animal y práctica del hombre, pero es imposible para una mente despierta. Incluso, esa misma parte animal a veces se escapa de esa ‘necesidad general’, cerrándose al problema o aceptando un compromiso provechoso pero muy poco claro en términos. Porque esencialmente, toda la Naturaleza busca la armonía; la vida y la materia en sus propias esferas, así como también la mente en el arreglo de sus percepciones. A medida que el desorden parece mayor y el disparate parece más grande, inclusive con las oposiciones irreconciliables de los elementos que han sido utilizados, mayor será el aguijón y más fuerte su embestida tornándose hacia una solución más delicada que normalmente resulta en un intento o esfuerzo menos dificultoso. La concordancia de la Vida activa con una forma de materia en la cual las condiciones de la actividad misma parecen ser la inercia, es un problema de opuestos que la Naturaleza siempre ha resuelto y parece siempre resolver mejor con las grandes complejidades, porque su solución perfecta podría ser la inmortalidad material de una mente completamente organizada - apoyando el cuerpo animal.

 

La concordancia de una mente y una voluntad consciente con una forma y una vida en ellos mismos no obviamente conscientes de sí mismos y capaz de una voluntad mecánica o subconsciente es otro problema de opuestos en los cuales ella ha producido asombrosos resultados, y sus metas han sido siempre hacia los grandes prodigios; porque su milagro supremo sería una conciencia animal, no buscando, pero poseyendo la Verdad y la Luz, con una omnipotencia práctica, la cual resultaría de la posesión de un directo y perfecto conocimiento. No solamente, sería el impulso ascendente del hombre hacia la concordancia de sus más grandes opuestos en ellos mismos, sino, el único final lógico de la regla y un esfuerzo que parece ser el método fundamental de la Naturaleza en el más alto sentido de sus esfuerzos universales.

 

La Vida se desarrolla fuera de la materia, la Mente fuera de la Vida,
porque ellos están ya allí en potencia:
La Materia es una forma de Vida encubierta / tapada,
La Vida es una forma de Mente encubierta.
¿No podría ser que la mente fuera una forma encubierta de un gran poder,
el Espíritu, la cual podría ser supramental en su naturaleza?
La aspiración más grande del hombre podría entonces solamente indicar
el gradual descubrimiento del Espíritu dentro de sí mismo,
la preparación de una elevada vida sobre la tierra.
Nosotros hablamos de la evolución de la Vida en la Materia, la evolución de la Mente en la Materia;
pero evolución es una palabra la cual meramente declara el fenómeno sin explicarlo.
Porque parece no haber una razón del por qué la Vida debería evolucionar fuera de los elementos materiales o la Mente fuera de la forma viviente,
a menos que aceptemos la solución Vendántica
que la Vida ya está inmersa en la Materia y la Mente en la Vida,
La Vida es una forma de Conciencia encubierta / velada.

 

Y entonces parecería haber muy poca objeción a un paso más allá en una serie de ellos, el cual sería la aceptación de que la conciencia mental puede sí misma ser solamente una forma y un encubrimiento de un estado elevado, el cual está más  allá de la Mente. En ese caso, el inconquistable impulso del hombre hacia Dios, la Luz, la Felicidad y la Inmortalidad se presenta a sí mismo en el lugar debido en la cadena, como simplemente un impulso imperativo por el cual la Naturaleza busca desarrollarse más  allá de la Mente, manifestándose tan natural, verdadero y justo como el impulso hacia la Vida él cual ella ha plantado en ciertas formas de Materia o el impulso hacia la Mente él cual ella ha plantado en ciertas formas de Vida. Allí como aquí, el impulso existe más o menos oscuro en sus diferentes recipientes con una continua ascensión en su poder de llegar a ser, lo mismo allí que aquí, gradualmente evolucionando y confinado a evolucionar los órganos y facultades necesarias. El impulso hacia la Mente va desde las más  sensitivas reacciones de la Vida en el metal y la planta hasta su máxima organización en el hombre, de manera que en él mismo se demuestren la misma serie de ascensiones, la preparación, sino hay nada más, de una vida divina y ascendente. El animal es un laboratorio viviente en el cual la naturaleza ha trabajado /ha hecho, por decirlo así, al hombre. El hombre mismo puede bien ser, un laboratorio viviente y pensante en el cual con la cooperación de la conciencia construirá el superhombre, el dios. ¿O no deberíamos decir mejor manifestara a Dios? Porque si la evolución es una manifestación progresiva por Naturaleza de Eso, que duerme o trabaja en ella, elevándola, es también la evidente realización de lo que ella secretamente es. Nosotros no podemos, entonces, marcar la pauta, en ninguna de cualquiera de sus etapas de evolución, ni tenemos el derecho de condenar como los religiosos, de perversa y presuntuosa, o como los racionalistas como enfermedad o alucinación cualquier intención evidente o esfuerzo que ella puede hacer para ir más allá. Si es verdad que el Espíritu participa en la materia y la Naturaleza aparente es el Dios secreto, entonces la manifestación de lo divino en él mismo y la realización de Dios dentro y afuera es la más excelsa y legitima meta posible para el hombre aquí en la tierra.

 

Así que, tenemos la eterna paradoja y eterna verdad, de una vida divina en un cuerpo animal, una aspiración inmortal o una realidad de morar en una vivienda moral, la conciencia única y universal representándose a ella misma en mentes limitadas y egos divididos; un Ser trascendente, indefinible, sin tiempo ni espacio, que solamente hace el tiempo, el espacio y el cosmos posible, y en todo esto, la más excelsa verdad realizable, en una forma rudimentaria, justificándose ellos mismos con una razón premeditada o intencionada y también por el instinto persistente o la intuición de la humanidad.

 

La Futura Evolución del Hombre - Sri Aurobindo
Final del Capitulo 1 - La Aspiración Humana
Traducido en 1997 por Hortensia De la Torre del ensayo preparado por P.B. Saint-Hilaire en 1962