Sobre la Muerte y la Vida: Dos Hermanas Inseparables
 
 
Los siguientes aforismos, escritos por Sri Chinmoy, han sido extraídos de su libro “El Aliento de la Eternidad”.
 
 
Helechos en la Foresta Lluviosa
 
 
Sobre la Muerte
 
 
La muerte es natural. Nada natural puede ser perjudicial. La Muerte es descanso. El descanso es fortaleza, disfrazada para una nueva aventura.
 
En el presente estadio de la evolución humana, conquistar la Muerte puede que sea imposible. Pero vencer el miedo a la Muerte no sólo es factible sino inevitable.
 
La Muerte es la señal de que el alma, bajo determinadas circunstancias, ha agotado sus posibilidades de progreso en un cuerpo determinado.
 
Cuando la fuerza de la posibilidad pierde ante la fuerza de la imposibilidad, a este hecho se le llama Muerte.
 
Una vida inútil es una cordial invitación a la Muerte.
 
La muerte es punto de conexión entre el creciente miedo del hombre y sus menguantes energías de la vida.
 
Quien prefiere la Muerte a la Vida, sólo tiene que escalar el Árbol. Pero él que prefiere la Vida a la Muerte, no sólo tiene que subir sino también descender de nuevo para hacer el trabajo de Dios.
 
Cuando la Muerte se acerca a un hombre, la existencia psíquica de éste le dice – Espera, déjame ver lo que deseo desarrollar en el próximo nacimiento. La Muerte le dice – Lo siento, no estás pidiendo el favor a la persona adecuada. Un solo segundo de retrazo por mi parte puede añadir algo valioso a tu experiencia de esta vida.
 
La Muerte dice que es Inmortal. Las hazañas del hombre dicen – Muerte, tienes razón. Pero la verdad es que nosotros  brillamos permanentemente sobre tu pecho mismo. Es más, brillamos por siempre en ti, a través de ti y más allá de ti.
 
 
Sobre la Vida
 
 
 
Vida es amor. Amor es vida. La vida colma a Dios a través del amor. El amor colma a Dios en la vida.
 
La Vida tiene una puerta interior. La aspiración abre esa puerta. El deseo la cierra. La aspiración abre la puerta desde adentro. El deseo la cierra desde afuera.
 
La Vida tiene una lámpara interior. Esa lámpara es llamada aspiración. Y si mantenemos nuestra aspiración encendida, sin falta, transmitirá su brillo fulgurante a toda la creación de Dios.
 
La Vida tiene una voz interior. Esa voz es la Luz del Supremo. La Vida es protección, la Vida es perfección, la Vida es plenitud cuando nos abrimos a esa Luz del Supremo.
 
Dios está en la Vida. Pero la Vida debe despertar a la Luz de Su Presencia, de Sus Pies Trascendentales.
 
Cada día es la renovación de la Vida. Cada día renace la certeza interior de que todo individuo es el instrumento elegido por el Supremo para revelar y colmar al infinito Divino aquí, en la tierra.
 
La Vida que va hacia fuera, no encuentra sino problemas, tortura, miseria y frustración. La Vida que fluye hacia adentro descubre el océano de Paz y Deleite.
 
Para iluminar nuestra vida necesitamos pensamientos puros. Cada pensamiento puro es más precioso que todos los diamantes del mundo, ya que el Aliento de Dios reside sólo en los pensamientos puros del hombre.
 
¿Cómo empezar el viaje interior de la vida? Con la idea simple, el pensamiento espontáneo de que la Realización de Dios es nuestro derecho innato. ¿Dónde comenzar? Aquí, desde adentro. ¿Cuándo comenzar? Ahora, antes de que nazca otro segundo.
 
La Vida está siempre trabajando. Es siempre activa y dinámica. Intenta ayudar al alma a completar su tarea todavía inacabada, la Misión Divina.
 
El alma necesita ayuda de la Vida para revelarse totalmente a sí misma, la Vida necesita ayuda del alma para colmarse tanto física como espiritualmente.
 
La melancolía y el desaliento son los peores adversarios para matar la Vida en toda su divina aspiración. No más tristeza, no más desaliento. Tu vida será la belleza de una rosa, la canción del amanecer, la danza del crepúsculo.
 
El nacimiento y la muerte juegan, juegan juntos. Su juego es el juego de la armonía, realizado siempre en el seno infinito de la Vida.
 
 
 
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