- Queridos
    Lectores:
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- Nuestra
    amiga y compañera de Camino y estudios, Soledad Lumbreras – Zhèng gĕng
    nos
    ha enviado, desde Lima, Perú, un cuento anónimo bellísimo. ¡Que lo
    disfruten! Gracias Sole.
    
    
    
  
  
    
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    - EL
      BAMBÚ AMADO
    
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- Había
    una vez, un maravilloso jardín, situado en el centro de un campo. El dueño
    acostumbraba pasear por él al sol de mediodía.
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- Un
    esbelto bambú era el más bello y estimado de todos los árboles de su jardín.
    Este bambú crecía y se hacía cada vez más hermoso. El sabía que su Señor
    lo amaba y que él era su alegría.
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- Un
    día, su dueño pensativo, se aproximó a su amado bambú y, con sentimiento
    de profunda veneración el bambú inclinó su imponente cabeza. El Señor le
    dijo: -"Querido bambú, Yo necesito de ti."
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- El
    bambú respondió: -"Señor, estoy dispuesto; haz de mí lo que
    quieras."
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- El
    bambú estaba feliz. Parecía haber llegado la gran hora de su vida: su dueño
    necesitaba de él y él iría a servirle.
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- Con
    su voz grave, el Señor le dijo: -"Bambú, sólo podré usarte podándote."
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- -"¿Podar?
    ¿Podarme a mí, Señor? ¡Por favor, no hagas eso! Deja mi bella figura - la
    forma. Tú
    vez cómo todos me admiran."
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- -"Mi
    amado bambú," -la voz del Señor se volvió más grave todavía.-
    "No importa que te admiren o no te admiren... si yo no te podara, no
    podría usarte."
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- En
    el jardín, todo quedó en silencio... el viento contuvo la respiración.
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- Finalmente
    el bello bambú se inclinó y susurró: -"Señor, si no me puedes usar
    sin podar, entonces haz conmigo lo que quieras."
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- -"Mi
    querido bambú, también debo cortar tus hojas..."
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- El
    sol se escondió detrás de las nubes... unas mariposas volaron asustadas...
    El bambú temblando y a media voz dijo: -"Señor, córtalas..."
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- Dijo
    el Señor nuevamente: -"Todavía no es suficiente, mi querido bambú,
    debo además cortarte por el medio y sacarte el corazón - el
    sentimiento. Si no hago esto,
    no podré usarte."
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- -"Por
    favor Señor" -dijo el bambú- "yo no podré vivir más... ¿Cómo
    podré vivir sin corazón?"
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- -"Debo
    sacarte el corazón, de lo contrario no podré usarte."
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- Hubo
    un profundo silencio... algunos sollozos y lágrimas cayeron. Después el
    bambú se inclinó hasta el suelo y dijo: -"Señor, poda, corta, parte,
    divide, saca mi corazón...  tómame por entero."
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- El
    Señor deshojó, el Señor arrancó, el Señor partió, el Señor sacó el
    corazón. Después llevó al bambú y lo puso en medio de un árido campo y
    cerca de una fuente donde brotaba agua fresca.
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- Ahí
    el Señor acostó cuidadosamente en el suelo a su querido bambú; ató una
    de las extremidades de su tallo a la fuente y la otra la orientó hacia el
    campo.
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- La
    fuente cantó dando la bienvenida al bambú. Las aguas cristalinas se
    precipitaron alegres a través del cuerpo despedazado del bambú...
    corrieron sobre los campos resecos que tanto habían suplicado por ellas. Ahí
    se sembró trigo, maíz, soya y se cultivó una huerta. Los días pasaron y
    los sembradíos brotaron, crecieron y todo se volvió verde... y vino el
    tiempo de cosecha.
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- Así,
    el tan maravilloso bambú de antes, en su despojo, en su aniquilamiento y en
    su humildad,  se transformó en una gran bendición para toda aquella región.
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- Cuando
    él era grande y bello, crecía solamente para sí y se alegraba con su
    propia imagen y belleza.
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- En
    su renunciación, en su entrega, él se volvió un canal del cual el Señor
    se sirvió para hacer fecundas sus tierras. Y muchos, muchos hombres y
    mujeres encontraron la vida y vivieron de este tallo de bambú podado,
    cortado, arrancado y partido.
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- Nota:
    Esa es la renunciación que nos lleva a servir de Instrumento de Paz, como
    la califica San Francisco de Asís. Sirvamos al Divino, sirviendo a la
    humanidad, para de esa forma, crecer en vida, verdad y amor.
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