Lo Relativo y lo Absoluto
Relatos de la Vida Diaria
 
Rev. Yin Zhi Shakya
 
Por la Rev. Yin Zhi Shakya, OHY
Corrector: Fernando Valencia (Zhèng chún)
 
Relato #36
 
La Mentira
 
 
 
“People think that a liar gains a victory over his victim. What I’ve learned is that a lie is an act of self-abdication, because one surrenders one’s reality to the person to whom one lies, making that person one’s master, condemning oneself from then on to faking the sort of reality that person’s view requires to be faked…The man who lies to the world, is the world’s slave from then on…There are no white lies, there is only the blackest of destruction, and a white lie is the blackest of all.” ― Ayn Rand, Atlas Shrugged
 
"Las personas piensan que un mentiroso obtiene una victoria sobre su víctima. Lo que he aprendido es que una mentira es un acto de abdicación propia, porque uno rinde la realidad de uno a la persona a quien uno miente, haciendo que esa persona sea su controlador, condenándose a sí mismo de ahí en adelante al simular el tipo de realidad que el punto de vista de esa persona requiere para seguir simulando... El hombre que miente al mundo, es el esclavo del mundo de ahí en adelante... No hay mentiras blancas, existe sólo la más negra de la destrucción, y una mentira blanca es la más negra de todas." - Ayn Rand, Atlas Shrugged
 
"No existe poder aparte de Dios. La omnipotencia posee todo el poder, y el reconocer cualquier otro poder significa deshonrar a Dios. Jesucristo refuto la suposición de que el pecado, la enfermedad y la muerte tienen poder. El Nazareno debió haber humillado el orgullo de los sacerdotes, cuando vieron lo superior que era la demostración a la influencia de su fe y a sus ceremonias muertas.
Tened la mente llena de verdad y de amor y ni el pecado ni la enfermedad podrán entrar en ella. No hay puerta por la cual pueda entrar el mal ni espacio que el mal pueda ocupar en una mente llena de bondad."     Mary Baker Eddy
 
Buda
 

Desde tiempos inmemorables y en todas las culturas, la mentira ha existido y ha sido usada por los que no comprenden la omnipotencia, omnipresencia y omniciencia del Divino.

Hoy vamos a hablar sobre la ‘mentira’, su poder, su potestad, su dominio, su autoridad y su auto-destrucción.

Pero para comenzar, leamos el cuento famoso de Christian Andersen “El Traje Nuevo del Emperador” del cual he escogido la mejor de las variadas versiones que hay en la Internet. Ahí va el cuento:

 

'El Traje Nuevo del Emperador'
por Hans Christian Andersen
 
 
Hace muchos años hubo un Emperador con una afición tan excesiva a los trajes nuevos que se gastaba todo su dinero en esa manía. Nada le importaban sus soldados, ni el teatro, ni los paseos por el bosque, salvo que sirvieran de pretexto, para lucir su vestimenta recién estrenada. Tenía un traje para cada hora del día. Y en vez de decirse de él, como se dice de cualquier otro rey o emperador: "Está en la sala del Consejo", la expresión popular era siempre: "El Emperador está en el vestuario".
 
En la gran capital donde él residía, la vida era en verdad muy alegre. Diariamente llegaban a visitarle legiones de turistas, y entre ellos cayeron en una ocasión dos timadores. Se hacían pasar por fabricantes de tejidos y pretendían que sus productos eran los más maravillosos que podían imaginarse en el mundo, y no sólo porque los tintes y dibujos fuesen de una finura incomparable, sino porque las ropas confeccionadas con aquel tipo de tela tenían una peculiarísima cualidad: la de permanecer invisibles a toda persona que no estuviera capacitada para su cargo, o que fuese imposiblemente estúpida.
 
"Esas ropas deben ser espléndidas -pensó el Emperador-. Usándolas podré descubrir cuáles de entre los funcionarios de mi reino son incapaces para sus puestos. Y también podré distinguir los hombres inteligentes de los tontos. Sí, conviene ordenar que me preparen un poco de tela".
 
El Emperador hizo entrega a los dos pillos de una buena suma como adelanto, para que pudieran empezar cuanto antes su trabajo.
 
Los presuntos tejedores instalaron dos telares y fingieron tejer, pero sin tener absolutamente nada en las lanzaderas. Para empezar adquirieron una partida de seda finísima y cierta cantidad del más puro hilo de oro, todo lo cual guardaron en sus maletas. Todos los días seguían tejiendo en los vacíos telares hasta ya muy entrada la noche.
 
"Me gustaría saber cómo andan con el trabajo esos tejedores" -pensó el Emperador, pero no dejaba de sentirse algo incómodo al reflexionar que todo aquel que fuera un zoquete o incapacitado para su cargo quedaría sin ver la tela. Ciertamente, se dijo, no tenía nada que temer de su parte, pero sería mejor enviar primero a otra persona a ver cómo marchaba aquello.
 
Todo el mundo conocía en la ciudad la maravillosa propiedad de la tela.
 
"Enviaré a mi viejo y fiel ministro -resolvió-.
 
Él estará mejor autorizado que nadie para apreciar la calidad de su tejido, pues se trata de un muy inteligente y no hay nadie que desempeñe su tarea mejor que él la suya".
 
De modo, pues, que el excelente viejo ministro recibió la misión de inspeccionar la sala donde estaban trabajando los dos pillastres ante el telar vacío.
 
"¡Dios nos ampare! -pensó el ministro abriendo los ojos de par en par-. ¡Vaya, si no veo nada!" -Pero tuvo buen cuidado de no decirlo.
 
Los estafadores le suplicaron que tuviera la bondad de aproximarse un poco más, y le preguntaron si no juzgaba excelentes el dibujo y el colorido. El pobre ministro se rompía los ojos sin lograr ver cosa alguna, pues, por supuesto, nada había que ver.
 
"¡Cielos! -pensó-. ¿Es posible que yo sea un bobo? Nunca me lo habría imaginado, y no tiene que saberlo nadie. ¿Y un inútil también para el cargo? Jamás diré que no he logrado ver la tela".
 
-Bien, señor, ¿decíais algo acerca de la tela? -preguntó el pillo que estaba fingiendo tejer.
 
-¡Oh, es hermosa..., realmente encantadora! -dijo el ministro, calándose los anteojos-. ¡Qué dibujo, qué tonos! Ciertamente informaré al Emperador que me ha gustado mucho.
 
-Nos complace sobremanera oírlo -dijeron los dos trapecistas. Y a continuación enumeraron todos los matices y describieron el peculiar dibujo del tejido. El viejo ministro puso gran atención a lo que decían, para poder repetirlo cuando regresara a informar al Emperador.
 
Poco después los dos bribones se presentaron a pedir más dinero, más seda y más oro, para poder continuar con el tejido. Pero se lo guardaron todo en sus bolsillos. Ni una hebra siquiera colocaron en el telar, aunque siguieron tejiendo con afán.
 
El Emperador envió a otro de sus leales funcionarios a investigar cómo seguía el tejido y cuándo estaría listo. Y al funcionario le ocurrió lo mismo que al viejo ministro. Miró y miró, pero como sólo había un telar vacío, no pudo ver nada.
 
-¿No es una hermosa pieza de tela? -preguntaron los dos pillastres. Y desplegaron una verdadera exhibición del admirable tejido y de los colores que no estaban allí ni podía ver persona alguna.
 
"Yo sé que no soy ningún obtuso -pensó el funcionario-, acaso, pues, se trate de que tampoco soy el hombre adecuado para mi excelente cargo. Es muy extraño. Sea como sea, no hay que demostrarlo".
 
Y se deshizo en elogios de la tela que no veía, Y aseguró que se retiraba admirado de los matices y la originalidad del dibujo.
 
-Es prodigioso -informó luego al Emperador-. Todo el mundo habla en la ciudad de esa espléndida tela.
 
Y el Emperador pensó que sería interesante ver aquel prodigio mientras estaba aún en el telar. Acompañado por cierto número de selectos cortesanos, entre ellos los dos que ya habían visto la imaginaria tela, se dirigió a visitar a los dos impostores, que estaban trabajando tan arduamente como nunca en sus vacías máquinas.
 
-¡Es magnífico! -dijeron los dos honrados dignatarios-. ¡Ved, Majestad qué dibujos! ¡Qué matices!
 
Y ambos señalaban el telar, pensando cada uno que el otro podía ver la tela.
 
"¿Qué? -pensaba el Emperador-. Yo no veo nada en absoluto. ¡Es terrible! ¿Soy yo un zote entonces? ¿No sirvo para Emperador? Nada peor que eso podría ocurrirme".
 
Y dijo en voz alta:
 
-¡Qué hermosa! Tiene mi más calificada aprobación.
 
El inclinó repetidamente la cabeza en señal de agrado, contemplando el telar vacío. Nada ni nadie habría podido inducirlo a confesar que no veía nada.
 
Todo el séquito miró y remiró, sin ninguno de los dignatarios viera más que los otros. Sin embargo, exclamaron todos, a coro con Su Majestad:
 
-¡Es muy hermosa!
 
Y le aconsejaron que se mandara hacer un traje de tan maravillosa tela para la ocasión de un gran desfile próximo.
 
"¡Magnífica! ¡Maravillosa! ¡Excelente!" -eran las palabras que corrían de boca en boca. Todos estaban igualmente encantados con la tela. El Emperador concedió a cada uno de los dos bellacos una condecoración destinada a sus respectivas solapas, y el título de "Caballero Tejedor".
 
Los pillos trabajaron toda la noche previa al día del desfile, gastando dieciséis bujías, para que el pueblo viera lo ansiosos que estaban de tener listo a tiempo el traje del Emperador. Fingieron sacar la tela del telar cortándola en el aire con un gran par de tijeras, y la fueron cosiendo con sólo agujas, sin hilo alguno en ellas.
 
Por fin anunciaron:
 
-Ya está listo el traje del Emperador.
 
Y el Emperador fue personalmente a buscarlo en compañía de sus más elevados cortesanos. Los dos estafadores levantaron un brazo en el aire, como si estuvieran sosteniendo algo, y dijeron:
 
-Mirad, éstos son los pantalones. Esta es la chaqueta. Este es el manto. -Y así sucesivamente-. Es tan liviano como una telaraña. Casi podría decirse que uno no tiene nada en la mano, pero en eso reside precisamente su belleza.
 
-Así es -aprobaron todos los cortesanos, aunque no podían ver nada, pues no había cosa alguna que ver.
 
-¿Quisiera Su Imperial Majestad tener a bien quitarse la ropa? -invitaron los impostores-. Luego podrá vestirse las nuevas, aquí delante del gran espejo.
 
El Emperador se despojó enteramente de sus ropas y los impostores fingieron irle entregando una pieza tras otra de su nuevo atuendo. Hicieron también la pantomima de ajustarle algo en la cintura y sujetar allí cierto invisible aditamento que debía suponerse era la cola del traje imperial. El Emperador se volvía una y otra vez frente al espejo.
 
-¡Qué bien luce Su Majestad el nuevo traje! ¡Qué espléndidamente le queda! -exclamó toda la gente que lo rodeaba-. ¡Qué modelo! ¡Qué color! Nunca se ha visto nada así en materia de ropa.
 
-El palio está esperando a Vuestra Majestad para colocarse sobre su cabeza en el desfile -anunció el maestro de ceremonias.
 
-Bien, estoy dispuesto -dijo el Emperador-. ¿No es cierto que me queda bien el traje?
 
Los chambelanes que debían llevar la cola se inclinaron y fingieron levantarla del suelo con ambas manos, aunque naturalmente iban todos con las manos vacías en el aire. Ninguno se atrevía a confesar que no veía nada.
 
Y el Emperador partió encabezando el desfile bajo el lujoso palio, y toda la muchedumbre en las calles y los balcones exclamaba:
 
-¡Qué apuesto está el Emperador con su traje nuevo! ¡Qué espléndida cola!
 
Y nadie quería reconocer que no veía cosa alguna, porque eso habría equivalido a reconocerse incapaz para su cargo, o bien un zopenco.
 
Ninguno de los trajes anteriores del Emperador había tenido éxito semejante.
 
Pero un niño exclamó de pronto:
 
-¡El Emperador está desnudo!
 
-¡Oh, escuchen lo que dice el inocente! -dijo su padre. Y uno de los mirones susurró al oído de su vecino, lo que el niño había dicho. Y la voz fue corriendo:
 
-Dice que el Emperador está desnudo... Un chico ha dicho que el Emperador está desnudo.
 
-¡Pero es que está desnudo! -exclamó por fin todo el pueblo.
 
El Emperador se sintió molesto, porque comprendió que era verdad. Pero pensó:
 
"El cortejo tiene que seguir ahora".
 
Y se mantuvo más rígido que nunca, y los chambelanes siguieron sosteniendo la invisible cola.
 
 

Después de haber leído el cuento de Christian Andersen, nos damos cuenta que toda mentira nos induce al error. En la narración podemos ver las diferentes fases de una misma mentira. Los estafadores mintieron para robar; los cortesanos del rey mintieron para congraciarse con él; los funcionarios, por miedo a ser descubiertos de lo ignorante que creían que eran no queriendo perder su posición en el sistema, y así sucesivamente hasta que llegamos al rey mismo que temió dejarles saber a todos que era un tontonzazo, no mereciendo ser rey. Y así la mentira fue creciendo hasta que se hizo colectiva... Siendo un niño - la inocencia de la Verdad - él que exclamó repentinamente: -¡El Emperador está desnudo!

Si vamos a analizar la mentira, tenemos que tener en cuenta que siempre es iniciada por una mente errónea con deseos. Deseos de una cosa u otra. A los mentiroso siempre les mueve un motivo egoísta. En los Diez Mandamientos encontramos: "No hablarás contra tu prójimo falso testimonio" Y "No tomarás el nombre de tu Dios en vano; porque el Señor no dará por inocente al que tomare su nombre en vano". En los Cinco Votos Budistas el segundo es 'ser veraz':
 
El Maestro Jy Din en las Enseñanzas de Hsu Yun menciona el voto budista de ser veraz, no solo en la vida social, sino también en la vida de negocios. Todas las formas de fraude y embustes están incluidas en este Precepto. Siempre que sacrificamos la verdad para conseguir algún supuesto beneficio, entramos en un mundo serpentino y complicado. El Maestro Jy Din cuenta en el capítulo un pequeño relato como ejemplo:
 
"Había en Tokio dos comerciantes que, tras años de una competitividad llena de engaños y trampas, desconfiaban por completo el uno del otro.
 
Un día se encontraron en una estación de tren. El primer comerciante preguntó, "¿Adónde vas?" El segundo comerciante pensó durante un momento y respondió, "A Kobe."
 
El primer comerciante gritó, "¡Mientes! Me has dicho que vas a Kobe porque querías que pensara que ibas a Osaka; pero he hecho averiguaciones y ¡sé que vas a Kobe!"
 
Queridos amigos, este - siempre - es el final del más pequeño engaño. Nuestra reputación es como la etiqueta de un paquete. Una vez que se nos conoce como mentirosos y tramposos, enviamos nuestras intenciones, sin importar lo inocentes que sean, al lugar de la duda y la desconfianza.
 
 
Todas las religiones han hablado de la mentira y de sus consecuencias en nuestra vida desde el punto de vista relativo (el Sámsara) y del absoluto (la iluminación). Como ejemplo he encontrado que en el Catecismo de la Iglesia Católica dice:
 
III LAS OFENSAS A LA VERDAD

2475. Los discípulos de Cristo se han "revestido del Hombre Nuevo, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad" (Ef 4,28). "Desechando la mentira" (Ef 5,25), deben "rechazar toda malicia y todo engaño, hipocresías, envidias y toda clase de maledicencias" (1 P 2,1).

2476. Falso testimonio y perjurio. Una afirmación contraria a la verdad posee una gravedad particular cuando se hace públicamente. Ante un tribunal viene a ser un falso testimonio (cf. Pr 19,9). Cuando es pronunciada bajo juramento se trata de perjurio. Estas maneras de obrar contribuyen a condenar a un inocente, a disculpar a un culpable o a aumentar la sanción en que ha incurrido el acusado (cf Pr 18,5); comprometen gravemente el ejercicio de la justicia y la equidad de la sentencia pronunciada por los jueces.

2477. El respeto de la reputación de las personas prohíbe toda actitud y toda palabra susceptibles de causarles un daño injusto (cf CIC, can. 220). Se hace culpable:

- de juicio temerario el que, incluso tácitamente, admite como verdadero, sin fundamento suficiente, un defecto moral en el prójimo.

- de maledicencia el que, sin razón objetivamente válida, manifiesta los defectos y las faltas de otros a personas que los ignoran (cf Si 21,28).

- de calumnia el que, mediante palabras contrarias a la verdad, daña la reputación de otros y da ocasión a juicios falsos respecto a ellos.

2478. Para evitar el juicio temerario, cada uno deberá interpretar en cuanto sea posible en un sentido favorable los pensamientos, palabras y acciones de su prójimo:

Todo buen cristiano ha de ser más pronto a salvar la proposición del prójimo, que a condenarla; y si no la puede salvar, inquirirá cómo la entiende, y si mal la entiende, corríjale con amor; y si no basta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendiéndola, se salve (S. Ignacio de Loyola, ex. spir. 22).

2479. Maledicencia y calumnia destruyen la reputación y el honor del prójimo. Ahora bien, el honor es el testimonio social dado a la dignidad humana y cada uno posee un derecho natural al honor de su nombre, a su reputación y a su respeto. Así, la maledicencia y la calumnia lesionan las virtudes de la justicia y la caridad.

2480. Debe proscribirse toda palabra o actitud que, por halago, adulación, o complacencia, alienta y confirma a otro en la malicia de sus actos y la perversidad de su conducta. La adulación es una falta grave si se hace cómplice de vicios o pecados graves. El deseo de prestar servicio o la amistad no justifican una doblez del lenguaje. La adulación es un pecado venial cuando sólo desea ser agradable, evitar un mal, remediar una necesidad u obtener ventajas legítimas.

2481. La vanagloria o jactancia constituye una falta contra la verdad. Lo mismo sucede con la ironía que busca ridiculizar a uno caricaturizando de manera malévola un aspecto de su comportamiento.

2482. "La mentira consiste en decir falsedad con intención de engañar" (S. Agustín, mend. 4,5). El Señor denuncia en la mentira una obra diabólica: "vuestro padre es el diablo...porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira" (Jn 8,44).

2483. La mentira es la ofensa más directa contra la verdad. Mentir es hablar u obrar contra la verdad para inducir a error. Lesionando la relación del hombre con la verdad y el prójimo, la mentira ofende la relación fundamental del hombre y de su palabra con el Señor.

2484. La gravedad de la mentira se mide según la naturaleza de la verdad que deforma, según las circunstancias, las intenciones del que la comete, los perjuicios padecidos por sus víctimas. Si la mentira en sí sólo constituye un pecado venial, llega a ser mortal cuando daña gravemente las virtudes de la justicia y la caridad.

2485. La mentira es condenable en su naturaleza. Es una profanación de la palabra cuyo objeto es comunicar a otros la verdad conocida. La intención deliberada de inducir al prójimo a error mediante palabras contrarias a la verdad constituye una falta contra la justicia y la caridad. La culpabilidad es mayor cuando la intención de engañar corre el riesgo de tener consecuencias funestas para los que son desviados de la verdad.

2486. La mentira, por ser una violación de la virtud de la veracidad, es una verdadera violencia hecha a otro. Atenta contra él en su capacidad de conocer, que es la condición de todo juicio y de toda decisión. Contiene en germen la división de los espíritus y todos los males que ésta suscita. La mentira es funesta para toda sociedad: socava la confianza entre los hombres y rompe el tejido de las relaciones sociales.

2487. Toda falta cometida contra la justicia y la verdad entraña el deber de reparación aunque su autor haya sido perdonado. Cuando es imposible reparar un daño públicamente, es preciso hacerlo en secreto; si el que ha sufrido un perjuicio no pude ser indemnizado directamente, es preciso darle satisfacción moralmente, en nombre de la caridad. Este deber de reparación concierne también a las faltas cometidas contra la reputación del prójimo. Esta reparación, moral y a veces material, debe apreciarse según la medida del daño causado. Obliga en conciencia.

 
Alguien ha dicho:
 
"La mentira intensifica el movimiento de nuestra alma orientado a ocultar distintas cosas, lo cual frena la manifestación de nuestro karma. Con otras palabras, resulta como si cubriéramos algo con una caja o un saco. Cuanto más mentimos por mayor tiempo se aplaza la manifestación del karma. Cuando el karma se manifiesta lentamente, la ley de karma es muy difícil de entender, y vamos acumulando más y más acciones malas. Cuando, en definitiva, ese karma malo se materialice, tendremos que experimentar su retribución muy pesada. Estos son los efectos de la mentira." Este es el verdadero horror de la mentira."
 
No es que la verdad nos traiga algo bueno y que con ella tendremos un buen resultado, sino que con ella seremos capaces de ver todas las cosas tal como son.
 
Pero la peor 'mentira' es la auto-mentira, la que nos imponemos a nosotros mismos por ignorancia; la auto-creencia en la realidad relativa (el Sámsara), donde nos imaginamos y disfrazamos con toda clase de artificios - la ilusión - un mundo en él que creemos que podemos encontrar la felicidad verdadera, la cual es la Meta Suprema de esta experiencia objetiva irreal, y a la que buscamos constantemente de todas formas.
 
El Gran Maestro Nichiren dijo: "Cuando uno está bajo la ilusión, uno es llamado un ser común, pero cuando percibe la verdad, uno es llamado un Buda. Esto es similar a un espejo empañado que brillará como una joya cuando se le pula. Una mente 'nublada' por las ilusiones de la oscuridad fundamental de la vida (el Sámsara) es como un espejo empañado, pero cuando se le pule, es seguro que se torna en un espejo claro que refleja la naturaleza esencial de los fenómenos y el verdadero aspecto de la realidad. Despierten una fe profunda y pulan diligentemente su espejo día y noche." ¡Despertemos! ¡Veamos! Como dijo Hui Neng.
 
De acuerdo al diccionario de la lengua española, mentir es “expresar algo contrario a lo que se cree o piensa. Engañar. Fingir o disfrazar una cosa. Inducir a error. Falsificar, contrahacer algo. Desdecir una cosa de otra. Faltar a lo prometido o convenido.

No importa la excusa que te proporciones a ti mismo para cometer toda clase injusticias, leves o severas, inclusive creyendo que tienen la razón. No importa que proclames toda clase de leyes que hayas leído en las Sagradas Escrituras. No importa que las cantes al viento para que el Sámsara las escuche - ¡Cómo si el Sámsara tuviera oídos para oír! - La ‘Verdad’ es la Verdad, aunque las escrituras no la hayan nombrado en sus páginas efímeras o ni siquiera la conozcas. Ella, está en tu corazón y aunque trates de ocultarla, borrarla, velarla y darle la espalda para sentirse bien, siempre estará ahí, gústete o no. Es tu consciencia, tu buda interno, tu cristo... Séneca dijo: "Él que no sabe dónde va, no hay viento que le venga bien." ¡Aplícate el cuento!... Y recordemos que la Verdad no es rígida, porque en ella está incluida el amor, la sabiduría, la compasión y el perdón. Cristo en su momento más difícil dijo: "¡Perdónalos Señor porque no saben lo que hacen!" Lo dijo por amor, por sabiduría, por compasión, para perdonar lo que estaba seguro no conducía a la Iluminación Suprema e Insuperable y para señalar el Camino.

Queridos amigos, desarrollemos nuestro ilimitado potencial, valorando al máximo nuestra propia vida y la de los demás. Permitámonos una transformación positiva desde lo más profundo de nuestro ser, hasta evolucionar el temor en valentía, las dudas en sabiduría y el egoísmo en misericordia. Aprendamos a vivir en la Verdad, y con ella en nuestro corazón y nuestra mente, iluminemos al mundo. La verdad nos conduce a la Realidad Absoluta.

Para terminar quiero exponerles una pequeña anécdota que nos contó  el Dr. Arun Gandhi, nieto de Mahatma Gandhi y el fundador del instituto M.K.:
 
Gandhi para la 'Vida Sin Violencia' en su conferencia del 9 de Junio en la Universidad de Puerto Rico, compartió la siguiente historia como un ejemplo de la vida sin violencia en el arte de sus padres:
 
"Yo tenia 16 años y estaba viviendo con mis padres en el instituto que mi abuelo había fundado a 18 millas en las afueras de la ciudad de Durban, en Sudáfrica, en medio de plantaciones de azúcar.
 
Estábamos bien adentro del país y no teníamos vecinos, así que a mis dos hermanas y a mí siempre nos entusiasmaba el poder ir a la ciudad a visitar amigos o ir al cine.
 
Un día mi padre me pido que le llevara a la ciudad para atender una conferencia que duraba el día entero y yo salté a la oportunidad.
 
Como iba a la ciudad mi madre me dio una lista de cosas del supermercado que necesitaba y como iba a pasar todo el día en la ciudad, mi padre me pidió que me hiciera cargo de algunas cosas pendientes como llevar el auto al taller.
 
Cuando despedí a mi padre, él me dijo: Nos vemos aquí a las 5 p.m. y volvemos a la casa juntos.
 
Después de muy rápidamente completar todos los encargos, me fui hasta el cine más cercano. Me enfoqué tanto con la película, una película doble de John Wayne que me olvidé del tiempo. Eran las 5:30 p. m. cuando me acordé.
 
Corrí al taller, conseguí el auto y me apuré hasta donde mi padre me estaba esperando. Eran casi las 6 p.m.
 
El me preguntó con ansiedad: ¿Por qué llegas tarde? Me sentía mal por eso y no le podía decir que estaba viendo una película de John Wayne entonces le dije que el auto no estaba listo y tuve que esperar...esto lo dije sin saber que mi padre ya había llamado al taller.
 
Cuando se dio cuenta que había mentido, me dijo: ¡Algo no anda bien en la manera que te he criado que no te ha dado la confianza de decirme la verdad!
 
Voy a reflexionar que es lo que hice mal contigo. Voy a caminar las 18 millas a la casa y pensar sobre esto.
 
Así que vestido con su traje y sus zapatos elegantes, empezó a caminar hasta la casa por caminos que ni estaban cementados ni iluminados.
 
No lo podía dejar solo... así que yo manejé 5 horas y media detrás de él... viendo a mi padre sufrir la agonía de una mentira estúpida que yo había dicho.
 
Decidí desde ahí que nunca más iba a mentir.
 
Muchas veces me acuerdo de este episodio y pienso... Si me hubiese castigado de la manera que nosotros castigamos a nuestros hijos... ¿hubiese aprendido la lección? No lo creo...
 
Hubiese sufrido el castigo y hubiese seguido haciendo lo mismo...
 
Pero esta acción de no-violencia fue tan fuerte que la tengo impresa en la memoria como si fuera ayer...
 
Esto es el poder de la vida sin violencia."
 
 
El Venerable Maestro Chin Kong nos apunta hacia el 'Camino de la Felicidad Suprema' y dice señalando los pasos:
 
  • Sinceridad Genuina Hacia los Otros
  • Pureza Interior de Mente
  • Igualdad en Todo lo que Vemos
  • Entendimiento Propio de Nosotros Mismos y de Nuestro Medio Ambiente
  • Compasión: Ayudando a Otros en una Forma Sabia e Incondicional
  • Ver Completamente a través de la Verdad de la Impermanencia
  • Dejar Ir todos los Pensamientos Errantes y los Apegos
  • Libertad de Mente y Espíritu
  • Concordancia en las Condiciones; Adáptate al Ambiente
  • Estar Consciente del Buda Amitaba, deseando alcanzar la Tierra Pura y siguiendo Sus Enseñanzas.
     
  • Para finalizar aquí tenemos algunas citas a propósito:
    Cuando los mentirosos hablan la verdad no se les cree. -- Aristóteles
     
    Las palabras falsas no son sólo diabólicas en sí mismas, sino que infectan el alma con la maldad.  -- Platón (Diálogos, Phaedo)
     
    Una mentira se adelanta la mitad del camino alrededor del mundo antes de que la verdad tenga la oportunidad de ponerse los pantalones.  -- Sir Winston Churchill
     
    La ambición guía a muchos hombres a convertirse en falsos; teniendo un pensamiento cerrado en el pecho y otro listo en la lengua.  -- Sallust (La Guerra con Catiline)
     
    La verdad es más importante que los hechos.  -- Frank Lloyd Wright

    Este día ha pasado.
    También nuestras vidas están concluyendo.
    Como pez en poca agua,
    El goce no durará.
    Trabajemos con un esfuerzo puro.
    Como si tuviéramos nuestras cabezas en llamas.
    Estén alertas de la impermanencia.
    Sean cuidadosos de la pereza y la ociosidad.

     

    Deseándoles la Paz Divina
    Rev. Yin Zhi Shakya, OHY
    Domingo, 25 de mayo de 2003
     
     
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