Lo Relativo y lo Absoluto
Relatos de la Vida Diaria

Rev. Yin Zhi Shakya
 
Por la Rev. Yin Zhi Shakya, OHY
Corrector: Zhéng chún (Fernando Velencia)
 
 

Relato #10 Marejada - Foto por Yin Zhi Shakya

La Búsqueda de la Verdad

 

¿Qué significa la palabra religión? Muy probablemente todos nos hemos hecho esta pregunta una y otra vez, y las respuestas llegan a centenares de acuerdo a cada una de las innumerables religiones que existen en el mundo. Yo en particular no he estado nunca satisfecha con ninguna de las respuestas. El diccionario de la Real Academia Española nos dice que es un conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales de conducta y de prácticas para rendir culto. || Profesión de la doctrina religiosa. || Obligación de conciencia, cumplimiento de un deber. || Orden, instituto religioso.

Si eso es la religión, no cabe dura que es un medio, un recurso o un expediente para llegar a un logro... un camino.

Y es debido a que sus mentes están confundidas que las personas luchan en este camino. Creyendo que la religión, esa institución creada por el hombre como medio para llegar a Dios (como así le llaman muchos, o lo que verdaderamente es, la Realidad Absoluta) le puede ofrecer una salida segura a todos los sufrimientos mundanos, por no decir samsáricos. Es así como los hombres buscan ciegamente maestros que les enseñen y les guíen, con la falsa pretensión de que hay un 'camino en particular', que ellos [los maestros] conocen y que les puede dar la paz y el bienestar que necesitan. Pero no saben que es mejor trabajar e investigar para encontrar dónde nace la confusión que hay en ellos mismos para así poder eliminarla.

El hombre, en su búsqueda por la verdad y a través de su desarrollo espiritual, ha inventado el recurso de la religión, como también ha inventado la filosofía, la ciencia, la política, etc. Conceptos que él mismo ha creado para poder venerar eso que siente y no puede explicar, y para encontrar un camino hacia esa felicidad que quiere alcanzar, pero que no sabe en qué consiste ni dónde está. Y de ahí que en su búsqueda a través de la historia de la humanidad, vaya creciendo en conocimiento hasta llegar al 'portón divino', donde puede vislumbrar esa verdad o conocimiento supremo y darse cuenta que la puerta abre hacia adentro… ¡Hacia su interior! ¡Quién lo hubiera pensado!

Pero la mayoría, en lugar de usar la religión, la filosofía, la ciencia, la política, etc., como lo que verdaderamente son, recursos o expedientes que ayuden al logro o búsqueda de la verdad suprema e insuperable, un camino para buscar la felicidad, los han venerado, por así decirlo, como la verdad per se.

Todo lo que es creado tendrá un final. Y hasta la religión, creada por el hombre tiene que extinguirse. Habrá otros medios, otros recursos, ya que el Sámsara es una rueda interminable de inventos. Pero, la verdad, la Verdad Absoluta, siempre estará ahí, presente, no como símbolo, sino como la Realidad Absoluta, que abarca todo el tiempo y todo el espacio; y cuando comenzamos a verla en nuestro interior, apoyados en la llama de nuestra búsqueda individual, que trae luz al recinto oscuro de la ignorancia, finalmente llega el momento en que nos damos cuenta que lo es 'todo en Todo'. ¡Quién lo hubiera pensado!

Ese hombre, que ha avanzado en la búsqueda de lo que 'cree' no conocer y que ha crecido lo suficiente por medio de su esfuerzo, deseará ayudar a los demás a ver esa verdad que él ha vislumbrado y que lo ha hecho feliz. En parte, ya la conoce y ahora la quiere compartir. Quiere seguir su introspección ampliando a la vez el campo de visión de otros; y a ese hombre que quiere ampliar - repitiendo lo anterior - la visión de todos los seres vivientes para ayudarlos en su Iluminación o comprensión de la Verdad, lo llamamos Bodhisattva. Su camino ahora no es un camino de sufrimientos, es un camino de verdad, de claridad, de discernimiento; no ha llegado aún, no es un buda todavía, pero tiene el poder de la ayuda, del amor y el entendimiento. Un Bodhisattva es aquel que aspira a la Iluminación Suprema y a la Budeidad, para él mismo y para todos los seres. La palabra Bodhisattva puede por lo tanto significar un ser realizado tal como Avalokitesvara o Samantabhadra, pero también cualquiera que haya desarrollado la mente Bodhi, y valga la redundancia, esa es la meta a alcanzar para salvarse a sí mismo y a otros.

El Bodhisattva busca la paz, la felicidad, en fin, la verdad para él y para todos. [Nota Aclaratoria: Es importante comentarles que en el Budismo primitivo el término Bodhisattva fue usado para identificar a Sidarta Gautama, el Buda histórico y se asumió que solamente los Budas históricos futuros ameritarían esta designación con anterioridad al logro de su Budeidad. En el Budismo Mahayana, a este término se le dio una interpretación más radical y novedosa, usándose como una designación para cualquiera que aspire a completar la Iluminación perfecta, la Budeidad.]

Ahora bien, no hace mucho fui a visitar un templo Budista que abrieron cerca a mi casa, cuya inauguración había sido previamente anunciada en los periódicos. El día estaba esplendoroso y me pareció que era una buena ocasión para conocer al abate. Cuando llegué allí, había tantas personas que comprendí que sería imposible conversar con él. Entonces me senté en un rincón del salón de meditación a contemplar el hermoso Buda que habían traído desde muy lejos para que fuera la figura principal de la habitación, que por cierto tenía unos bellos ventanales que daban a un jardincito muy bonito. Desde allí, escuché la siguiente conversación que sostenía el abate con uno de los concurrentes, que con gran acento extranjero le insistía que le aclarara en un minuto todo el Pensamiento Budista.

El hombre comenzó diciendo:

- Señor sacerdote quisiera que me aclarara unos puntos que me vienen preocupando hace mucho tiempo.

- Diga usted, diga usted - respondió el abate.

Bueno - comenzó el visitante - he sido instruido desde pequeño en que el 'yo' es el ego de la mente y el creador de todos los hechos. Aprendí que las almas de los hombres malos tienen que sufrir renaciendo en hombres de castas inferiores, en animales o en el infierno, mientras que aquellos que se purifican a sí mismos por medio de ofrendas, sacrificios religiosos y auto-mortificaciones, llegarán a ser Reyes, Brahmanes, o Devas, y así ascenderán cada vez más alto en los grados de la existencia. Eso es lo que sé acerca de la trasmigración de las almas y de la ley del karma, pero según lo que leí en el libro que usted me prestó hace unos días cuando vine a instalarle las ventanas del templo, me parece que el Buda tenía una opinión diferente. De niño estudié las encantaciones, las ofrendas y los métodos por los cuales, en estados de éxtasis, se logra la liberación del ego de la existencia material.

Había planeado meditar, pero la conversación me atrajo tanto que me puse a escuchar atentamente.

El hombre continuó hablando:

Quiero que me aclare, ¿qué es ese 'yo' que percibe las acciones de las cinco raíces de la mente: el tacto, el olor, el gusto, la vista y el oído? ¿Qué es eso que es activo en las dos formas de movimiento, en las manos y en los pies? Siempre he creído que el problema del alma aparece en las expresiones 'yo digo', 'conozco y percibo', 'vengo', y 'voy' o 'estaré aquí'. Que nuestra alma no es nuestro cuerpo, ni nuestros ojos, ni las orejas, ni la nariz, ni la lengua, ni siquiera la mente. El 'yo' es el que siente el toque en el cuerpo. El 'yo' es el que huele en la nariz, el que degusta en la lengua, el que mira en los ojos, el que oye en la orejas y el que piensa en la mente.

Después de leer su libro me siento confundido. Y aún diría más, francamente, ¡no entiendo nada!

Yo creía que el 'yo' mueve tus manos y tus pies; que el 'yo' es tu alma. Y que dudar de la existencia del alma va en contra de la religión, y por lo tanto, sin comprender esa verdad no hay forma de salvación. Mis padres siempre me dijeron que la verdadera liberación solo es posible apartándose de la multitud y llevando una vida de ermitaño, dependiendo enteramente de la caridad para la comida. Es por eso que me he sentido siempre tan culpable, ellos querían que me dedicara al sacerdocio, dejando de lado todos los deseos y reconociendo claramente la no-existencia de la materia, para alcanzar el estado del vacío perfecto. Y yo, que aspiro a la verdadera liberación, que siempre lo he creído, no lo he ejecutado y todavía soy un esclavo.

Hubo un silencio prolongado y creí que se habían retirado a otra parte. Cuando me estaba preparando para una corta meditación, repentinamente el abate comenzó a hablar diciendo:

Hijo, las personas permanecen esclavizadas porque todavía no han removido de sus vidas la idea del ego. La cosa y sus cualidades las percibimos separadas en nuestros pensamientos, pero no en la realidad. El calor es diferente al fuego en nuestro pensamiento, pero en la realidad no puedes remover el calor del fuego. Los que no saben dicen que pueden remover las cualidades y dejar la cosa intacta, pero si lo piensan bien, encontrarán que eso no es así.

¿No es el hombre un organismo compuesto de muchos agregados? ¿No estamos compuestos de diversos atributos? Al hombre lo constituye su forma material, las sensaciones, el pensamiento, la disposición y por último el entendimiento. Eso que los hombres llaman Ego cuando dicen - yo soy - no es una entidad detrás de los atributos; se origina en la relación entre los atributos mismos. Hay una mente, hay una sensación, hay un pensamiento y hay una verdad; y la verdad es la mente cuando camina en el camino de la rectitud. Pero no hay un ego-alma separado, afuera o detrás del pensamiento del hombre. Aquel que cree que el ego es un ser distinto tiene un concepto equivocado. La búsqueda en sí misma del ego o del 'yo' es incorrecta; es una forma errónea de comenzar a buscar la verdad y nos guiará en una dirección falsa.

¿Cuanta confusión de pensamiento viene de nuestro interés en el 'yo' y de nuestra vanidad cuando pensamos - soy muy importante o he hecho una acción maravillosa? El pensamiento de tu ego se interpone entre tu naturaleza racional y la verdad; bórralo y entonces verás las cosas como son. Aquel que piensa correctamente se desprenderá por si mismo de la ignorancia y adquirirá la sabiduría. Las ideas de 'yo soy' y 'seré' o 'no seré', no ocurren en un pensador claro.

El parroquiano parecía que estaba mudo, porque no se le oía. El sacerdote continuó:

- Además, si nuestro ego permanece, ¿cómo puede ser lograda la verdadera liberación? Si el ego renaciera en cualquiera de los tres mundos, ya sea en el infierno, en la tierra o inclusive en el cielo, nos encontraríamos una y otra vez en el mismo e inevitable destino pesaroso. Permaneceríamos encadenados a la rueda de la individualidad, implicando en ella el egoísmo y el error. Toda la combinación está sujeta a la separación sin poder escapar del nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte. ¿Es éste el escape final?

Hubo un silencio y el feligrés comenzó hablar. Ahora parece que quería más aclaraciones. - Señor Sacerdote, consideremos la unidad de las cosas. Tengo entendido, que las cosas no son sus partes, sin embargo ellas existen. Los miembros y los órganos de nuestro cuerpo no son nuestro ego, pero nuestro ego posee todas esas partes. ¿Qué, por ejemplo, ese río que pasa por atrás del templo? O para ponerle un ejemplo más budista [se rieron], ¿Qué es el río Ganges? ¿Es el Ganges la arena? ¿Es el Ganges el agua? ¿Es el Ganges el banco cercano? ¿Es el Ganges el banco lejano? El Ganges es un río enorme y poderoso y posee todas esas muchas cualidades. Exactamente así es nuestro ego. O por lo menos, siempre lo he creído [Su voz sonó firme, como si tuviera la verdad y se la estaba mostrando al sacerdote].

Pero el Sacerdote replicó - ¡No de esa forma, señor! ¡No de esa forma! Si removemos el agua, la arena, la orilla cercana y la lejana, ¿dónde podemos encontrar el Ganges? En la misma forma observo las actividades del hombre en su unión armoniosa, pero no hay campo ni fundamento para el ego fuera de sus partes.

Sin embargo, el buscador, insistió en la existencia del ego, diciendo - El ego es el hacedor de nuestras acciones. ¿Cómo puede haber karma sin un 'yo' que lo ejecute? ¿No vemos a nuestro alrededor los efectos del karma? ¿Qué hace a los hombres diferentes en carácter, rango, posesiones y destino? Es su karma, y el karma incluye los méritos y los deméritos. La trasmigración del alma está sujeta a su karma. Heredamos de nuestras existencias anteriores los efectos diabólicos de nuestras acciones diabólicas y los buenos efectos de nuestras buenas acciones. Si así no fuera, ¿cómo podíamos ser diferentes?

El sacerdote dijo - El Tathagata meditó profundamente en los problemas de la trasmigración y el karma, y encontró la verdad que descansa en ellos.

- La doctrina del karma - dijo - es innegable, pero la teoría del ego no tiene fundamento. Como todo lo demás en la naturaleza, la vida del hombre está sujeta a la ley de la causa y efecto, eso es indiscutible. El presente recoge lo que el pasado sembró, y el futuro es el producto del presente. Pero no hay evidencia de la existencia de un ser-ego inmutable, de un 'yo' que permanece igual y emigra de cuerpo en cuerpo. Hay un renacimiento pero no una transmigración. ¿No es esta individualidad mía una combinación, tanto material como mental? ¿No está hecha de cualidades que brotan en el ser a través de una evolución gradual? Las cinco raíces de las percepciones sensoriales en el organismo han venido de los ancestros que ejecutaron esas funciones. Las ideas que surgen en mí, me llegan en parte de otros que las pensaron, y que parcialmente aparecieron de las combinaciones de las ideas en mi propia mente.

Aquellos que han usado los mismos órganos sensoriales, y han pensado las mismas ideas antes que yo estuviera compuesto en esta individualidad mía, son mis existencias previas; ellos son mis ancestros tanto como el 'yo' de ayer es el padre del 'yo' de hoy, y el karma de mis acciones pasadas afecta el destino de mi existencia presente.

Supongamos que hubiera un ego o un 'yo' que ejecutara las acciones de los sentidos, entonces si la puerta de la vista se tumbara y los ojos se sacaran, el atman sería capaz de echar un vistazo a través de la gran apertura y ver las formas del contorno inmediato mejor y más claro que antes. Sería capaz de oír los sonidos mejor si las orejas fueran quitadas; oler mejor si la nariz se cortara; gustar mejor si la lengua se sacara; y sentir mejor si el cuerpo se destruyera.

Observo la preservación y la trasmigración del carácter; percibo la verdad del karma, pero no veo ningún 'yo' quien tu doctrina hace que sea el hacedor de sus acciones. Hay un renacimiento sin la trasmigración del 'yo'. Porque ese ego, ese 'yo' en el 'yo digo' y el 'yo diré' es una ilusión. Si ese 'yo' fuera una realidad, ¿cómo podría haber un escape de 'él' o del 'yo mismo'? El terror del infierno sería infinito, y ninguna clase de liberación podría ser garantizada. Las perversidades de la existencia no serían debido a nuestra ignorancia y malas acciones, sino constituirían la misma naturaleza de nuestro ser.

El Sacerdote continuó - El Buda dijo:

- La ignorancia solamente puede hacer que los hombres preparen festivales y sostengan largas reuniones para hacer sacrificios. Es mucho mejor reverenciar la verdad que tratar de apaciguar a los dioses derramando la sangre de animales inocentes. ¿Qué amor puede poseer un hombre si cree que la destrucción de la vida purga las acciones diabólicas? ¿Puede un error nuevo expiar o enmendar uno viejo? ¿Y puede la matanza de una victima inocente borrar el acto diabólico de la humanidad? Esto es practicar la religión desatendiendo la conducta moral. Purifiquen sus corazones y cesen de matar; esa es la verdadera religión. Los rituales no tienen eficacia; las oraciones son peticiones vanas; y los hechizos no tienen poderes de salvación. Pero, abandonar la codicia y la lujuria, llegar a ser libre de pasiones diabólicas, y renunciar completamente al odio y la voluntad enfermiza, ése es el sacrificio correcto y el verdadero culto.

Después hubo un silencio. Esta vez parece que se fueron caminando. No sé en que habrá terminado la conversación, pero yo seguí pensando y me dije:

Aspiremos a ser un bodhisattva, visualicémonos como tal, pongamos en práctica su forma de vida, caminemos su camino. No hay duda que la visualización es poderosa para acomodar la realidad relativa. Si la visualización junto con el esfuerzo se unen estoy segura que podremos dar el primer paso.

El Buda Shakyamuni dijo - Es por nuestro no-entendimiento y por no comprender cuatro cosas, que yo, queridos discípulos, al igual que todos ustedes, hemos vagado tanto tiempo en esta rueda de renacimientos. ¿Y que son esas cuatro cosas? Ellas son la Noble Verdad del sufrimiento, la Noble Verdad del origen del sufrimiento, la Noble Verdad de la extinción del sufrimiento y la Noble Verdad del Camino que nos guía a la extinción del sufrimiento. Mientras que el conocimiento verdadero y absoluto y el discernimiento al observar esas cuatro verdades no estuvieron completamente claros en mí, no estuve seguro si había logrado la Iluminación Suprema que es insuperable en todos los mundos, con sus seres celestiales, sus espíritus diabólicos y sus dioses, en el medio de todas las huestes de ascéticos y sacerdotes, seres celestiales y hombres. Pero tan pronto como el conocimiento de la verdad absoluta y el discernimiento referente a esas cuatro verdades llegaron a ser perfectamente claros en mi, surgió la seguridad de que había ganado esa Iluminación Suprema e Insuperable.

Descubrí esa verdad profunda tan difícil de percibir, difícil de entender, tranquilizante y sublime, que no se gana por el simple razonamiento y solamente es visible al sabio.

El mundo sin embargo, se ha dado al placer, deleitándose con placeres y encantándose con placeres. Verdaderamente tales seres difícilmente entenderán la ley de la Condicionalidad y del Origen Dependiente de cada cosa; incomprensible para ellos también será el final de todas las formaciones abandonando cada sustrato del renacimiento, la desaparición de los deseos, el desapego, la extinción y el Nirvana.

Sin embargo hay seres cuyos ojos están solamente cubiertos con 'un poco' de polvo: ellos entenderán la verdad. -

Querido lector, ahora te pregunto - ¿Te encuentras tú entre ellos? O ¿Quieres aspirar a encontrarte entre ellos?

La noche estaba cayendo y a través de las ventanas del salón de meditación los rayos del sol parecían retirarse poco a poco... Terminé de meditar y me fui como vine, imperceptiblemente, pensando en un segmento de prosa que había leído hace tiempo y que se le atribuye al Buda Shakyamuni en el libro titulado 'La Palabra de Buda' editado por Nyanatiloka:

El Pensador Silente

"Yo soy" es un pensamiento insustancial; "yo no soy" es un pensamiento insustancial; "yo seré" es un pensamiento insustancial; "yo no seré" es un pensamiento insustancial. Los pensamientos insustanciales son una enfermedad, una úlcera, una espina. Pero después de vencer todos los pensamientos insustanciales uno es llamado un "pensador silente". Y el pensador, el Silente, no surge más, ya no se muere más, ya no tiembla más, ya no desea más. Porque no hay nada en él que pueda surgir otra vez. Y como no surge ya más, ¿cómo puede envejecer? Y como no puede envejecer, ¿cómo puede morir otra vez? Y como no puede morir ya más, ¿cómo puede temblar? Y como no puede temblar ya más, ¿cómo puede desear?

 
Rev. Yin Zhi Shakya, OHY
Sábado, noviembre 23, 2002

 

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